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Han comenzado las pruebas de la EBAU en Baleares, la antigua selectividad, para los alumnos que quieren acceder a estudios universitarios. Han sido días de nervios para casi todos, pero muy especialmente para los malos estudiantes que no han llevado al día las asignaturas y han visto cómo les apremiaba el tiempo. Después de siete años al frente del Consistorio y a menos de un año de examinarse ante los electores, esto es exactamente lo que le ocurre hoy al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma.

Las prisas son siempre malas consejeras, pero mucho más cuando afectan a la gestión pública y a la toma de decisiones. El último ejemplo lo hemos vivido con la aprobación por los partidos de izquierdas del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). La solución que ha propuesto el alcalde, José Hila, consiste en hacer la vida imposible a los conductores y dificultar el aparcamiento. El PMUS propone la creación de dieciséis aparcamientos, seis de los cuales serán disuasorios. Por sus obras los conoceréis: en siete años al frente de Cort, la izquierda no ha construido ni uno.

Palma tiene una lista de espera de plazas de aparcamiento que supera las 2.600 peticiones, muy por encima de las que prevé el PMUS. Era urgente construir esas infraestructuras para atender una demanda creciente, pero la SMAP ha sido incapaz de ofrecer nuevos parkings, a pesar de que dispone de un remanente en el banco de 9 millones de euros.

Como la cruzada entablada en Palma contra el coche ni siquiera ha aligerado el problema del tráfico, ahora el equipo de gobierno la ha emprendido contra las motos. La motocicleta es un vehículo más eficiente y menos contaminante que el automóvil, entre otras razones porque su facilidad de aparcamiento disminuye su tiempo de movilidad, y en consecuencia sus emisiones. La lógica dice que en una ciudad que disfruta de un clima tan benigno como el de Palma esas ventajas son mayores que en capitales frías o lluviosas, y que por tanto habría que fomentar su uso. Pero el PMUS de Hila plantea prohibir su acceso a las zonas ACIRE, su circulación por el carril Bus y obligar al pago por su aparcamiento fuera de las zonas específicas para motos.

Las peatonalizaciones de calles y restricciones de acceso a golpe de decreto están provocando graves daños al pequeño comercio, que ven como tanta improvisación lleva a sus negocios a la ruina. El último episodio ha sido el de los comerciantes de la calle Bonaire, que consiguieron in extremis que el Ayuntamiento paralizara su decisión de prohibir el acceso de cualquier vehículo que no fuera de un residente. Pero ya les amenaza en el PMUS con eliminar la ORA y restringir el aparcamiento sólo para vecinos de la zona.

Como en el caso de las motos, el gobierno de izquierdas de Cort ha dado marcha atrás a un año de las elecciones en sus medidas más polémicas y lesivas para miles de palmesanos, y anuncia que no se aplicarán «ni en el corto ni en el medio plazo». Es decir, que si Hila vuelve a ser alcalde las aplicará en cuanto pueda para dar tiempo a que los perjudicados se olviden de su enfado.

Pueden estar seguros de que, si los ciudadanos me otorgan su confianza como candidato a la alcaldía por el Partido Popular, me dedicaré a gestionar y planificar la movilidad de Palma consensuando y escuchando a los afectados. Nunca aplicando la prohibición continua y la persecución al vehículo privado, sin ofrecer alternativas viables para desplazarse.