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De las muchas simplezas que han acompañado a los años de pandemia, me molestaba especialmente aquella que, tras anunciar una nueva medida o situación, concluía: «y ha llegado para quedarse». Me sentaba fatal lo de ‘para quedarse’, entre otras razones porque revelaba una especie de retintín por parte del profeta de turno, tras el que podía intuirse una malsana ironía del estilo de «y ya os joderéis». Bueno, finalmente algunas cosas se han quedado y otras pues no. Fijémonos.

En el Reino Unido, azotado por el ‘Brexit’ y la pandemia, los funcionarios británicos han descubierto que lo de quedarse en casa está muy bien. Originales como siempre, los británicos han creado una nueva cartera sin par en todo el mundo, definida por su actuación: «Aprovechar las oportunidades del ‘Brexit’ y procurar la eficacia del Gobierno del Reino Unido». Claro está, la cartera de nuevo cuño tiene de momento un fin concreto, el de obligar a su titular a pasearse por los despachos, dejando notas que textualmente dicen: «He pasado por aquí y no estabas».

No me negarán que tanto la creación del Ministerio y la labor de su titular te llevan a pensar en los Monty Python. Los médicos de la Seguridad Social visitan a los pacientes por videoconferencia y, por ejemplo, trámites tan sencillos y antes tan rápidos, como la renovación del pasaporte o del carnet de conducir, que requieren ir a la oficina, se eternizan debido a que el funcionario correspondiente está tranquilamente en su casa, fumando si le place, descansando si conviene o ateniéndose a un razonable horario de comidas en lugar del bocadillo a toda prisa. En suma, la burocracia británica –y la de muchos otros lugares– está paralizada porque lo de teletrabajar llegó para quedarse.