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El 5 de marzo de 1922 nació en Bolonia Pier Paolo Pasolini. Su padre era teniente del Ejército y su madre, maestra. Creció en el Véneto. Influido por Rimbaud y por la belleza natural, Pasolini empezó a escribir poesía. Disgustado por los constantes traslados de su padre a una ciudad desconocida, se refugió en la literatura. En la Universidad de Bolonia estudió Filología y Bellas Artes. A los diecinueve años escribió su primer libro de poemas, que tuvo una buena acogida. En 1944 se puso a trabajar como maestro y tuvo su primera experiencia homosexual con uno de sus alumnos. Comenzó a escribir ensayos, donde criticó al marxismo, el capitalismo y la Iglesia católica; también a los medios de comunicación de masas que iban contra la deshumanización de Europa.

Ya en 1962 filmó su segunda película Mamma Roma con la extraordinaria Anna Magnani. Unos años más tarde (1964), rodó El Evangelio según san Mateo, quizá lo mejor que hizo. Después filmó Medea con Maríia Callas; Edipo Rey, Las mil y una noches y El Decamerón. En 1975 estalló el escándalo con Saló o los 120 días de Sodoma. La película se prohibió en casi toda Europa, acusándole de obscenidad y violencia. Se sentía atraído por el radicalismo de Cristo, indulgente con los pecados individuales e intransigente con los pecados colectivos. Se refería a los hampones que buscaban aventuras sexuales y nunca sospechó que uno de los chicos pondría fin a su trayectoria humana y artística.

El Evangelio según san Mateo, con la expresividad del rostro, transmitía las enseñanzas del rabino. No le creía hijo de Dios, pero sí le consideraba divino en un mundo justo, fraterno y compasivo. Pasolini con su cuerpo destrozado en la playa de Ostia es la confirmación de que el cuerpo no solo es materia, sino espíritu y en sus restos se aprecia el dolor. Con su cuerpo roto, nos guió por cielos e infierno, mostrándonos el poder de la belleza. La noche del 2 de noviembre de 1975, Pier Pablo cogió su Alfa Romeo plateado y se acercó a la estación Termini en busca de un chapero; le subió al coche, fueron a cenar y luego marcharon a un descampado de Ostia. El joven salió del coche, cogió un bastón y le apaleó brutalmente. Terminó pasando el Alfa Romeo plateado por encima de Pasolini, que ya había muerto a manos del chapero. Fue una tragedia llorada por medio mundo.