El 10 de junio de 1944, solo cuatro días después del desembarco de Normandía, tropas alemanas de una división Waffen-SS que estaban en retirada entraron en una pequeña aldea francesa, cerca de Limoges. En Oradour-Sur-Glane había 642 habitantes, una tercera parte de ellos menores. Y 24 españoles que se habían refugiado allí tras la Guerra Civil. Todos fueron quemados vivos en la iglesia o fusilados, con las manos atadas a la espalda. El pueblo, hoy en día, es un memorial del horror: permanece tal y como lo dejaron los nazis. Arrasado. Medio siglo después, el 11 de julio de 1995 las tropas serbobosnias de Ratko Mladic y Radovan Karadzic firmaron uno de los episodios más sangrientos de la Guerra de Bosnia: el genocidio de Srebrenica.
La frágil memoria del terror
Palma07/04/22 3:59
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