Alguna razón debe haber para que en los eventos deportivos compitan separadamente las mujeres de los hombres. A nadie se le ocurre pensar que en fútbol o en atletismo, por ejemplo, los participantes no sean del mismo sexo, debido a la ventaja física de los varones sobre las hembras en la mayoría de los casos. No se trata de discriminación, en absoluto, sino de un hecho biológico que no tiene ninguna otra trascendencia en procesos y acontecimientos más importantes que el mero esfuerzo muscular.
Insisto en el razonamiento porque no quiero ser tachado de misógino o cualquier otra cursilería por el estilo, sino narrar la historia de Lia Thomas, la nadadora transgénero, que tiene todo el derecho a serlo, tanto nadadora como transexual, faltaría más.
La campeona trans
Palma31/03/22 3:59
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