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No me cabe duda de que el concepto de fascismo ha sido banalizado por quienes han visto y ven fascistas por todas partes y vienen calificando de ese modo a sus adversarios políticos, como ocurre con los comunistas e izquierda en general. Lo cierto es que el fascismo ha sido un movimiento que se ha dado en Europa en el siglo XX, con mayor o menor impacto según los lugares; vistiendo diversidad de uniformes paramilitares y camisas; con diversos matices ideológicos; siempre antidemocráticos y antiliberales, han inspirado dictaduras y violencia. Fueron muchos los países que lo vieron brotar en su solar, desarrollarse y pasar; sin perjuicio de que todavía puedan hallarse algunas brasas entre sus cenizas.

La ideología de base ha sido una conjunción de socialismo y nacionalismo, que les ha identificado. Hubo fascismo en España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Rumanía, Polonia, Bulgaria, Hungría, Finlandia, Austria. En España no solo lo hubo de inspiración españolista; que impregnó las dictaduras de Primo de Rivera y de Franco, sino que Cataluña también tuvo el propio. El españolista es ampliamente conocido. Sin embargo, el catalanista se ha mantenido y mantiene como un arcano, ocultado por el nacionalismo catalán rampante.

Siendo una constante del mismo el no querer saber que en 1931 se constituyó entre los partidos Estat Català y ERC, las JEREC (Juventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català). Una organización paramilitar que dio cuartel a los escamots como fuerzas de choque, que reventaban mítines, asaltaban colegios electorales, redacciones de periódico, interrumpían manifestaciones y desfilaban marcialmente por Barcelona, etc. Su camisa era verde oliva, su bandera negra con cuatro barras y una estrella blancas. En octubre de 1933 llevaron a cabo en Montjuic un gran acto de estética fascista. A esos milicianos, algunos les llamaban ‘nuestros aprendices de nazi’.

El asunto tomó tales derroteros que se llegó a debatir en el Parlamento catalán, donde sus críticos les calificaron de ‘organización de tipo fascista’. Siendo conocidos también como ‘el fascio de Macià’. El hispanista británico Gerald Brenan se refirió a las JEREC como ‘fascismo catalán’. El ‘Duce’ de esa tropa fue Josep Dencás; personaje cuestionado hasta por sectores de ERC, que fue consejero, nada menos que de interior, con Companys, quien sin ningún rubor decía de sí mismo que era fascista. Todo eso debiera ser de general conocimiento, por aquello de los pueblos que ignoran su historia… Pero los vientos que soplan no lo propician, más bien auguran todo lo contrario.