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Cual periodista estrella, soñé entrevistar al líder español. Guiado por Dante y Beatrice, lo vi bajo una lluvia de fuego en el noveno círculo. «Aquí no gobierna España, eh Caudillazo», dije mientras caían las flechas. «Tranquilo: Podemos investigaría a franquistas cómplices de Auschwitz, pero ¿y no a los capos de tus campos de aquí?; vaya radicales». «Más consuelos: los intelectuales no paran de culpar a italianos de las masacres de tus manadas en mi isla y en la tele cuentan felices cómo el infiel Gila, se vendió tras una llamada de tu Eva Braun».

Voilà un capo de Movimiento, el «más fanático en su impulso» según el historiador X. Tusell. Stalin sentenció a millones porque quien no participaba en rituales colosales era ‘clase moribunda’. Con crucifijos ortodoxos, banderas y el cadáver de Lenin. Hitler con enormes masas como un solo hombre en descampados, estandartes y cruces. Si no te unes a la comunidad ritualizada, muerto. ¿España? Según testigos y el libro Navarra 1936 a Encarnación Resano la encarcelaron «por dar la espalda al rosario» durante un ritual de masas. Era sorda y con cuatro niños. La sacaron para dispararle en los genitales y murió desangrándose una noche entera. Eladio Celaya, párroco no adherido ahí a los crímenes rituales, fue calumniado y hallado muerto. Sin ideología, el movimiento totalitario es un ritual de purificación de corruptos del noveno círculo. Orwell vino por eso a «matar fascistas», aclaró.

«Calma Franco, siempre hablan de una ‘guerra civil fratricida’ para encubrir tu Movimiento nazi y ‘los compañeros’ ganaron a masas por un plato seguro de funcionario mientras la izquierda nacida de tu seno organiza una sección femenina ritualizada y la derecha te invoca como ‘la ley sin libertad’... eso sí, aquí las flechas no paran de explotar en los ojos». Recordé a Batet, el general que denunció los malos tratos de Franco a la tropa en África. El líder lo asesinó por dicha «falta de amor a la familia». La pandilla llamaba «malos compañeros» a los generales no cómplices de fraude, corrupción o abusos. Corruptos retorcidos que con la ficción sentencian a inocentes. «Caudillote, lo siento, tu ‘raza’ es tan cobarde que no declaró la guerra a países odiados como EEUU pero a Rusia sí vamos porque sabías que Stalin dejaría entrar a su admirado Hitler y así el exterminio ritual de personas del pueblo inocente estaba asegurado». Aunque el pueblo ruso reaccionó contra el deseo del Estado. Y dejé al Caudillo en el eterno dolor de no vivir en España para siempre.