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Las flores de María han llegado a Mallorca y Palma ya se ha hecho con una buena parte del mercado. Será porque son un negocio en auge. Será porque están de moda. Será por lo que sea, el caso es que ya me he tropezado con varios negocios relacionados con las flores de la María, que ni es la Madre de Jesús ni la galleta del desayuno. Las tiendas de la María han llegado al callejero comercial de Palma. Ocupan los espacios que dejaron las librerías y esos negocios aburridos en los que ya no entraba nadie. En ellas se ofrecen productos ricos en cannabidiol, que tiene que ver con la marihuana. Su consumo está permitido y su venta aprobada por la justicia europea. Qué más se puede pedir.

Ya no necesitamos leer un libro para evadirnos de la realidad y sumergirnos en un mundo de ficción. Las flores de cannabis nos lo han puesto más fácil. Te bebes una infusión mariana y a soñar. Te untas un aceite de cáñamo y te sentirás más suave. Te tomas una sopa de sus semillas y se acabó el insomnio. Y es que los remedios de la María son infalibles.

No es una cuestión lucrativa. Los nuevos hippies no son empresarios, ni capitalistas, ni quieren cotizar en bolsa. Lo que sus mercaderes quieren es ofrecer terapias naturales a una población que busca alcanzar una nueva dimensión espiritual, entendiendo por espiritual la anulación de la mente y el viaje al mundo de los sueños insondables. El cannabis en forma de marihuana o hachís y demás psicotrópicos están dejando de ser drogas depresoras para convertirse en remedios naturales, veganos y ecológicos. No tienes más que asomar por alguno de estos negocios para convencerte. La duda que me surge tiene que ver con los precios. No entiendo cómo pueden costar tanto unos productos tan naturales no procesados. Tendremos que preguntar a los políticos que son los que saben de estas cosas.