TW
0

Después de aquella memorable «Quién me va a decir a mí las copas que tengo que tomar», guerrera declaración de principios de Jose Mari Aznar, los expertos concluyeron que dos dosis moderadas de vino al día no afectan a la salud. Otros investigadores advierten de que un solo trago de bebida que contenga alcohol provoca daños en el cerebro y en algo más. Y qué decir del café nuestro de cada día: que hay informes a favor y en contra de los que no conviene fiarse si no dicen por quién están financiados.

Hasta cuatro o cinco tazas diarias son saludables, dicen algunos. En estas cosas de beber y fumar, se fume lo que se fume, lo que no vale es el autoengaño porque el cuerpo te da señales de dónde está el límite. Y el bolsillo también se nota, ahora que el café ha pegado una subida de las que marcan época y la mayoría de bares y cafeterías ha incrementado diez o veinte céntimos el solo, el cortado y el con leche. Dicen que por las malas cosechas a consecuencia de las cosas del tiempo.

También los de la luz se esconden en el agua, el viento, el gas y el sol para el hachazo. Como siempre, desde el redondeo del euro, el cliente paga el roto de un producto como el café que tiene Bolsa propia y debería ser considerado patrimonio de la humanidad. Y para más inri, lo del otro día: que los de Bruselas quieren poner en las etiquetas de las botellas de vino leyendas aterradoras como las de las cajetillas de tabaco. Cancerígeno. Mal ha empezado el año. Menos carne, poco café, vino a cuentagotas y de tabaco, nada. Nos quieren frugales, abstemios, puros. Perra vida.