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No, no se me escandalicen más de lo debido (o al menos, no más de lo que hacen habitualmente), porque el invento en cuestión no es mío. Se trata de una casa japonesa que ha diseñado unas (poco prácticas, todo hay que decirlo) joyas para lucir entre las piernas, es decir, sujetas por un sugerente y corto bikini, de manera que unas metálicas y elaboradas cadenitas cuelguen entre los muslos y se balanceen creando una sinfonía de destellos (y supongo que de ruidos).

El invento, que por otra parte no es nuevo, lleva el sugerente nombre de ‘beachtail’ (es decir, ‘cola de playa’), y está pensado sobre todo para el verano y sus calores, y también para un atuendo tan mínimo como es el requerido para las actividades al aire libre y en tal lugar. Y es muy cierto que a fin de cuentas, uno puede llevar a la playa collares, anillos y pulseras, pero mira tú por dónde que una cola de playa le puede dar al asunto un nosequé exótico y también festivalero.

¿Se imaginan a la gente comparando los tamaños y las formas y los abalorios de sus colas, luciendo modelos más o menos caros, o compitiendo por ver quién la lleva con mejor estilo? ¿Comenzarán las famosas a pasear sus colas de playa por las redes sociales y patrocinarán con ellas sus causas benéficas? Y lo más importante: ¿serán capaces los empresarios (japoneses esta vez) de conseguir (una vez más) hacerse ricos a costa de vender a la gente algo tan innecesario y que tiene tan poco sentido?