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En su día visitaré los cielos e infiernos con Dante, como el de los envidiosos torturados brutalmente y sin necesidad de guardias pues si uno escapa sus compañeros lo retienen. También visitaré a los numerosos grandes de alma de grata compañía en varios cielos, como Manuel Azaña y Valle Inclán pues ahora capto sus frases eternas. Azaña dijo «no se puede ir contra el genio de la raza» creando instituciones no pervertidas en España contra la gaviota depredadora, pariente de las que atacan en grupo a una paloma herida o a niños. Y Valle Inclán: «el español admira al ladrón mientras el honesto es atacado inmediatamente». Admira al ladrón con bata blanca que roba al enfermo de caries pero al «tonto» que roba un pollo por hambre le desea cárcel. Los depredadores no roban por hambre sino para que sufra un inocente. Cobarde, no entra en la Guerra Mundial por si acaso.

Un ejemplo que valida a Azaña y Valle es la historia de mi libro La odisea de los Minorcans. En 2012 en Saint Augustine, antigua capital de Florida Este, descubrí a héroes de Menorca que habían implantado la civilización ahí. La ciudad venera a estos pilares de la República de Florida. Trabajé duro en el libro citando a todos los protagonistas. ¿Las gaviotas?: en 2017, presentación en Menorca, un intelectual boicoteó así «¿no se lo inventan todo los historiadores norteamericanos?». No soportaba no robarlo. En una librería no paraban de vender, ya llevaban más de 60, pero la propietaria odiaba el éxito honesto y me dijo «no manden más, ya lo han leído todos». Doy una charla en Manacor y a los pocos meses salen por doquier culebrones de ‘Minorcans’ y reportajes en tv incluso con la palabrita ‘Odisea’ sin citar ni mi libro ni ningún otro. En Ciutadella un amigo lo analizó: «és que... s’espanyol és lladre». Sentenció resignado.

La gaviota se eleva para depredar dándole la culpa a la víctima. Ella corrompe al poder, no al revés. Propuse una conferencia en un centro de Barcelona de estudios anglosajones. La directora dijo que sí pero que «para ganar veracidad» debía «hablar en el acto» alguien que me «hubiera ayudado». Le dije, «aparte de que nadie me ha ayudado, seguro que no preguntas a las gaviotas de la tele de dónde sacan sus reportajes depredados mientras que a mi que menciono cien fuentes me tratas de ‘no veraz’». Si roban al honesto disfrutan y luego le vierten su basura. Dante y Beatrice me reservan una visita para verlos en su rinconcito.