TW
0

Recordarán que la palabra vacuna, naturalmente, fue elegida hace poco palabra del año 2021, y así lo divulgó la prensa. Nadie tuvo nada que oponer, y parecía una decisión acertada de puro obvia, pero no. La palabra del año pasado, del anterior y probablemente del siglo XXI, es ansiedad. Y no me cabe duda de que también será la palabra de este año y del próximo. El mundo hace tiempo que está muy ansioso (ansiedad patológica, fobias, trastornos obsesivo-compulsivos, etc.), como prueba el consumo masivo de ansiolíticos psicotrópicos que bate récords cada año, más durante pandemia, y el fenómeno emotivo (hoy todo tiene que ser emotivo, hasta la tapas y las croquetas) de que a las ansiedades privadas de cada cual se unen las sociales. La ansiedad política, visible en los rostros de nuestros líderes nacionales y globales, que genera discursos extraordinariamente emotivos, incluso desquiciados. La pavorosa ansiedad financiera, madre de la anterior y que seguramente ya alcanza máximos en la Escala de Ansiedad Hamilton (HARS), la ansiedad ideológica, propia de las derechas radicales. La ansiedad cultural, que está haciendo papilla la cultura. La digital, desde luego, y qué sé yo cuántas ansiedades más. No es raro que cada vez se hable más de salud mental, la gran amenaza contemporánea que, inevitablemente, aumenta más todavía la ansiedad general. Sospecho que esa moda de elegir una palabra del año, es un truco psicológico mediático para disimular que la palabra de cada año es ansiedad, y no digamos si hay pandemia. La ansiedad era el estado más corriente de los seres humanos, y de todas las criaturas vivas (vivir estresa mucho), y según su intensidad se llamaba inquietud, nerviosismo, preocupación, miedo, pánico, trastorno mental. Hasta que de pronto se hizo patológica, y los ansiolíticos habituales (sexo, comida, educación) dejaron de funcionar. Ya no se puede ayudar a un ansioso diciéndole «Tranquilícese», porque es peor. Se ofendería y llegaría al tope de la Escala Goldberg, o la HARS. En fin, que es la enfermedad de nuestro tiempo, y desde luego, la palabra del año pasado. ¿Y por qué tanta ansiedad, si nunca estuvimos mejor? Ah, eso que lo expliquen los expertos.