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Los políticos suelen meterse muchas veces en polémicas de forma gratuita importándoles muy poco las consecuencias y únicamente para ganarse el aplauso fácil de sus propios votantes. Esta semana pasada hemos tenido dos ejemplos con el ministro Alberto Garzón y la concejala de Palma Neus Truyol de cómo meterse en líos de forma muy gratuita.

Empecemos por la edil de Més, que publicó un tuit con la etiqueta #topmanta donde mostraba una sudadera muy ‘chula’ que le habían regalado. Truyol añadía que «la ropa une, calienta, reivindica, conecta, transforma, enlaza…y abraza». Finalmente, Truyol daba las gracias al sindicato de manteros.

Evidentemente el tuit provocó la polémica ya que una simple lectura mostraba a una concejala reivindicando la compra de productos top manta. Neus Truyol hubiese podido publicar una fotografía con unos zapatos comprados en los muchos comercios que pagan sus impuestos en Sindicat, calle sant Miquel o Jaume III, pero prefirió reivindicar los productos top manta porque ella, ya se sabe, es una convencidísima antisistema que cobra el sueldo gracias a los impuestos de los ciudadanos mientras defiende a aquellos que viven al margen del sistema. Y además todos los que piensan de forma diferente a ella son unos fachas.

Ante tamaña provocación las patronales del comercio no palmeras, que aún quedan, mostraron su indignación y Truyol respondió que la sudadera era de una marca registrada que hacen productos locales que se venden en las tiendas de toda España, algo que hubiese podido explicar en su primer tuit, pero optó por no hacerlo. Porque lo que Truyol busca es mostrar ese apoyo a los top manta, igual que a los okupas en su momento recordando su pasado, mientras se dedica a perseguir a artistas que decoran fachadas de hoteles simplemente porque no piensan como ella.

Desconozco si los ‘históricos’ Sebastià Serra o Pere Sampol tienen un gran vínculo con la actual cúpula de Més, partido de la regidora Truyol, pero quizás podrían explicar a estos ‘nuevos políticos’ que este tipo de polémicas no benefician a nadie ni tampoco dan votos. Más sorprendente es que la promueva una dirigente de Més, partido obsesionado históricamente con los votos de los comerciantes y que a partir de ahora parece centrarse en conseguir el apoyo de los manteros, que difícilmente podrán votar en las próximas elecciones de Palma, pero quizás la concejala no está al corriente.

Imagino que Truyol debe tener los problemas de vivienda de la ciudad totalmente resueltos para meterse en este lío con los comerciantes, pero tampoco parece importarle demasiado al alcalde ausente. Mientras Hila siga en la alcaldía todo va bien.

Han pasado muchos años desde que en el Parlament se repetían los debates para saber qué haría el Govern para eliminar la actividad de los manteros y la vehemente defensa que hacía Més, entonces PSM, para perseguir a los que vendían productos falsos para engañar a los ciudadanos. Los tiempos han cambiado, y no precisamente a mejor.

Y luego tenemos a Alberto Garzón, el ministro que dijo que el turismo no generaba valor, que ha promovido una huelga contra la compra de juguetes y que ahora dice que la carne que exporta España es de poco nivel. Yo no sé si Garzón se aburre en su ministerio, pero cada vez que dice algo la lía, igual que la concejala Truyol, pero en plan internacional. Lo más sorprendente no es que Garzón haya provocado la indignación con su metedura de pata porque ya lo ha hecho otras veces, realmente cada vez que dice algo porque se aburre por escaso trabajo. Lo más increíble es que a un periódico del nivel de The Guardian le interesase una entrevista con Garzón. Eso sí que tiene mérito.