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En un futuro bastante inmediato, dispondremos de programas de simulación avanzada que simulen lo que con una probabilidad del 79% simularán los programas de simulación en cualquier fecha futura predeterminada. Simuladores probabilísticos, se llamarán. Herramientas indispensables para gobernantes, líderes políticos, financieros, periodistas y creadores de relatos, pues dejarán obsoletas las estadísticas, encuestas, sondeos y estados de opinión con los que ahora se guían. Por algunas de estas simulaciones, todavía defectuosas y borrosas, he tenido ocasión de atisbar no pocas maravillas futuras, de las que sólo citaré, naturalmente, las más probables. El progreso no se detiene, tampoco el futuro, y si todos hablan de eso, porqué yo no. Veamos. Igual que entre el mobiliario urbano hay papeleras para que la gente deposite sus residuos a fin de mantener limpia la ciudad, pronto habrá en las esquinas unos artefactos cilíndricos, llamados inhibidores de ansiedad, donde la gente meta la cabeza y se descargue de razón, puesto que ya se sabe que estar demasiado cargado de razón genera mucha ansiedad. Además de diversos tipos de robot inclusivos y máquinas de sermonear, muy útiles para la salud mental de la población, también se autorizará la instalación de Psicólogos Automáticos Portátiles (PAP), a modo de mochila, que conectados al teléfono móvil presten ayuda las 24 horas del día. A más largo plazo, probablemente de impondrán en todos los hogares unos Dispositivos Banalizadores Cuánticos de Resonancia (DBCR), que discretamente enchufados junto al televisor o mesilla de noche, facilitarán a la población la necesaria tarea de banalizarlo todo, y propalar chistes en la redes acerca de cualquier calamidad. Pero el artefacto estrella del 79% de futuros probables será el Victimizador Digital de Emergencia (VDE), pensado para grupos numerosos, y con el que bastará introducir el nombre del grupo por una ranura, para que por otra salgan, con sellos oficiales, documentos certificando todas las afrentas de las que ese colectivo ha sido y es víctima. Puesto que si no se es víctima de algo, no hay forma de empoderarse, ni autodeterminarse, ni nada. Maravillas del progreso, sí.