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El pensador chino Confucio (551-479 aC) dejo escrito: «El hombre noble es parco en el hablar, pero dinámico en el obrar». Las palabras son muy relativas. Lo que importa es la acción bien hecha. El blablablá no consigue nada y es estéril. El obrar honrada y responsablemente es lo que es valioso.

Seamos parcos en palabras y acertados en el obrar. Empleemos las palabras necesarias, pero seamos dinámicos y eficaces en el actuar. Palabras, sí, pero sobre todo acción bien hecha y eficaz. Si las palabras abundan más que las acciones, somos personas vacías y sin consistencia ética.

Si nuestras palabras superan nuestras acciones, caemos en el desprestigio moral y no somos útiles a la sociedad. Equilibremos el hablar con el obrar y que abunde sobre todo el actuar honrado y coherente.