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Decir Agnetha Fältskog (71), Björn Ulvaeus (76), Benny Andersson (74), y Anni FridLyngstad (75) es probable que no deje las cosas muy claras salvo para aquellos empapados de la música de los años 60-80 del pasado siglo. Pero fijándonos en el acrónimo que componen sus nombres de pila, todo se explica y refulge, ¡tachaaan, Abba! El popularísimo grupo sueco vuelve ahora tras un ‘descanso’ iniciado en 1982. Meses menos de 40 años separarán el viejo del nuevo álbum que incluye canciones inéditas y, esto es lo realmente importante, la celebración de unos conciertos holográficos.

Si bien es cierto que ya se han organizado conciertos con hologramas de Whitney Houston , Buddy Holly , Roy Orbison o Amy Winehouse , cabe tener en cuenta que los citados estaban muertos, mientras que los de Abba están vivos, pese a que son ya algo talluditos, como acreditan las cifras que figuran al lado de sus nombres completos. Sea como fuere, vuelven y lo hacen acompañados de una banda de diez integrantes tocando en vivo, y arropados por la compañía de efectos especiales, Industrial Light&Magic, de George Lucas. Todo un despliegue de lujosa y apabullante modernidad. Nos hemos vuelto muy ambiciosos.

Antes, nos conformábamos con un trampantojo más o menos aceptable, o con el recurso a un truco cualquiera simulador de apariciones. Hoy, el espectáculo de las apariencias exige láser y todo el ingenio técnico propio del caso. La carátula del nuevo álbum de Abba nos los presenta vestiditos como de astronautas con un toque multicolor que recuerda al de algunos insectos. Pero en espíritu holográfico son ellos, no son fantasmas, puesto que éstos sólo existen para quienes los perciben.