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Un amigo de Catalunya francesa, Martí Quintana , dijo que nace una religión de masas, con su Inquisición y dogmas. Cierto, una religión de masas es un ejército social en procesión contra alguien. No es la religión que busca inmortalidad sino la fe que deriva de ser parte de la pandilla social ampliada «a todos». Es una fe porque el adorado ente fuerza al Estado de modo invisible. Obligarte a creer que quien te censure, destruya, encierre o difame o prohíba trabajar es un ente invisible. Si no estás en la marea social eres un hereje. En realidad, lo divino es la sociedad que desea con todas sus fuerzas lo que decreta y me pregunto, esta sociedad que se adora a sí misma obligando a la fe, ¿en qué cree? ¿Por qué hay entusiasmo ahora hacia los políticos? Antes los despreciaban y decían «qué chorizos, mejor era Franco ». Pero ahora los aman, ¿es que resucitó Franco disfrazado de bola con trompetillas?

Una pista la anotó Erich Kahler en los 30: «la ética y la estética se confunden». La estética confundida con «ser buena persona». Comer sano y un aspecto vital, la marca de admitido en sociedad. Rechazo al débil. En el siglo XX, los dirigentes psicópatas sabían que, dado que las masas adoran el músculo, se les podían llevar al dogma de que a un enfermo se le debe ver como moribundo. Los psicópatas al herido lo rematan, los más cobardes tienen niños si no hay otros débiles a mano, al honesto lo censuran y al perseguido lo calumnian. Los nazis aprovecharon el dogma sentenciando: «la medicina no debe jamás curar sino proteger al sano». El dogma es implícito pero todos saben a lo que se refiere. De borregos, nada. Convencidos que el estar sano era el único modo de no morir. No se ejercitaban para jugar a fútbol sin lesiones, como yo mismo, sino para no enfermar. Asociando enfermedad a ‘sospechosos’, el Estado cazaba enfermos reales o no y los ‘concentraba’ para que no convirtieran en enfermo ‘al cuerpo de la nación vigorosa’. Se dejó de operar de cáncer y la propaganda culpaba al judío ‘cancerígeno’.

Si el Estado decidía exterminar a alguien bastaba declararlo enfermo y los fieles ya se imaginaban a un moribundo en el hospital sabiendo que desaparecerían, como a los 8.000 niños con cojera y epilepsia del hospital Spiegelground donde se prohibían las visitas. Hitler como Franco ‘salvando la sociedad’, se presentaba salvando a millones de vidas que no eran las de los enfermos sino las de los sanos a quienes ‘protegían’ del insano. Y hace falta mucha fe para creer que medicina es no curar y detener a enfermos pero las masas son muy creyentes. ¡Qué maravillosa es la sociedad moderna! Voy a apuntarme ya. ¿Cita previa o voy directo?