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Se ve que esto de la fiesta en la Playa de Palma viene de lejos. Leyendo el extraordinario Lungomare, de Gabriel Janer Manila, que constituye el tercer volumen de sus memorias, descubro que de vez en cuando llenaban un carro para ir a bañarse desde Algaida y que iban a la Playa de Palma. Cuando era pequeño había un montón de mallorquines que veraneaban allí y recuerdo que en el restaurante Brasilia probé por primera vez la langosta a la americana.

¡Qué tiempos! La Playa de Palma ya estaba de moda hace al menos 1700 años, cuando los romanos que transportaban ánforas fondeaban en la playa y por lo menos en una ocasión perdieron el áncora, que me parece brutal que haya estado tanto tiempo escondida tan cerca de la playa y en un lugar donde ha buceado media humanidad. Muy puestos debían ir los muchachos romanos como para perder el fondeo, pero ya se sabe que esos botellones de la Antigüedad…