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El dibujante británico Martin Handford se hizo famoso en los años ochenta por sus libros ilustrados en los que había que localizar a Wally entre miles de detalles. Su personaje llevaba un jersey de rallas rojas y blancas, pantalón vaquero, un gorro listado de lana y gafas redondas. Wally representaba al turista bastón en mano y cámara de fotos al cuello, que se encontraba perdido en medio de grandes escenarios.

Ahora, por fin, hemos encontrado a Wally en las costas de Mallorca. Resulta que Wally es una ballena gris que pesa más de cinco toneladas y que ha sido avistada en la bahía de Santa Ponça. Hacía mucho tiempo que la estaban buscando. La habían visto cerca de las costas valencianas. Se había paseado por las playas italianas. La vieron merodear por la Costa Azul. Asomó por el norte de Menorca. Finalmente, la hemos encontrado bañándose en las calas de nuestra isla.

Al parecer, Wally no es mediterránea. Su constitución es oceánica, de grandes profundidades y aguas frías. Sin embargo, en uno de sus viajes de ultramar, el cetáceo desvió su recorrido Atlántico para adentrarse en el Mediterráneo. Wally sabía que estaba siendo buscada y, en un acto de despiste, descubrió las aguas apacibles y cálidas del Mediterráneo, y decidió quedarse entre nosotros. Seguro que pensaba que aquí nadie la buscaría.

Los naturalistas creen que por fin han encontrado a Wally cuando, en realidad, ha sido Wally la que nos ha encontrado a nosotros. Tal vez, cuando Wally vuelva a su lugar de origen, comente su experiencia mediterránea y en menos de lo que nos imaginamos, podemos vernos rodeados de cetáceos veraneantes. La ballena gris es la puerta al turismo de la pospandemia. El descubrimiento del Mediterráneo como lugar ideal para tomarse unas buenas vacaciones. Wally representa al turismo que no necesita pasar por Fitur.