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Mascarillas sí, mascarillas no, vacunas sí vacunas no, puntos de vista diversos y un solo sufrimiento. El planeta se topa de frente con el dolor, no por primera vez. «Tu verdad no, la verdad, y ven conmigo a buscarla, la tuya, guárdatela» es un poema de Antonio Machado . La grandeza de cualquier afirmación se basa en su validez en cualquier tiempo y, en este texto la opinión viene reflejada en ‘tu verdad’ a la que se opone el escritor. Los seres humanos no estamos capacitados para adquirir la verdad total pero unos se acercan a ella más que otros. Juan de Yepes , autor del Cántico Espiritual , autor de los versos «vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero» cuando tenía seis, siete años, presenció cómo caía a aguas encharcadas una imagen de la Virgen. Sin pensárselo dos veces el pequeño Juan se lanzo al agua pues no podía consentirse tamaña sinrazón, no podía permitirse ver a la Madre de Dios manchada por vulgares barros y, así, el chiquillo rescató sin daño la escultura. Con el tiempo se uniría al Carmelo que reformaba por entonces Teresa de Ávila la cual, cuando era niña, se escapaba de casa con un hermano de parecida edad para ir a tierra de moros a evangelizarlos. Y Teresa escribió «causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero que muero por que no muero. Vivo sin vivir en mí.» Son tres buscadores de una verdad a menudo oculta. A menudo esquiva no porque la verdad sea en sí difícil de entender sino porque es difícil de sentir. Inconformistas, rebeldes, perseguidos, tres poetas que buscaron la verdad y la encontraron en la honestidad, la generosidad y la entrega a los demás.