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Cada día está más claro que los políticos viven en una realidad paralela, en un mundo irreal en el que no hay paro, ni crisis, ni trabajadores en ERTE, ni colas del hambre, ni nada que les perturbe a la hora de tomar decisiones, porque en caso contrario no se entiende que impongan medidas como la de los nuevos horarios de la hostelería y la restauración, con excusas tan peregrinas como las de evitar el tardeo. Ahora, por obra y gracia del Gobierno de Armengol , las terrazas han de cerrar a las 17 horas, para volver a abrir entre 20.30 y 23 horas. ¿De verdad que nadie ha pensado en el horario que se les viene encima a los trabajadores? ¿El caos de turnos que se avecina? ¿La imposibilidad de tener vida familiar? Y ya puestos, ¿tampoco han tenido en cuenta que mucha gente cena antes de las 20.30? Pues no, nuestros dirigentes están a lo suyo, a sus batallitas, a sus actos de autobombo y desconocen lo que piensan y sienten los ciudadanos, el daño que hacen con según qué medidas y la falta total de empatía con quienes les han dado el poder.