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La desescalada de la que lleva hablando el Govern desde hace meses está siendo tan lenta que los contagios sitúan a Balears en el nivel 1 de riesgo cuando las restricciones están en el nivel 4 reforzado. En el Govern hay una combinación de pánico a abrir la restauración y terror a no hacerlo. Temen tanto que haya un aumento de contagios y una cuarta ola descontrolada por la cepa británica como que muchos pequeños establecimientos de hostelería ya no vuelvan a abrir. La solución salomónica ha sido un sí pero no, con una apertura por franjas horarias que ayuda a bares y restaurantes, pero no a cafeterías. De los interiores, nada de nada por el momento, para desesperación de ese 80 por ciento de bares y restaurantes que no tiene terraza.

Miembros del Govern eran partidarios de no levantar las restricciones hasta el 9 de mayo, fecha en la que acaba el estado de alarma, pero la presión de los restauradores ha sido tan fuerte y las reuniones tan intensas que la parte conservadora del Govern no ha tenido más remedio que claudicar y levantar el pie del freno. Habrá una mínima apertura de la restauración para dar aire al sector, pero la intención es mantener el candado hasta que empiece la temporada.

Es aquí donde el Govern tiene dos problemas. El primero de ellos es que, en el sector de la hostelería, ya está circulando la idea de que Iago Negueruela sacrifica a los débiles para salvar a los poderosos, a los grandes hoteleros que presionan para que todo esté cerrado hasta que ellos abran sus establecimientos. Ya puede darse prisa el conseller si quiere desactivar esta impresión que está contagiándose por la hostelería a más velocidad que la cepa británica.

El segundo problema del Govern con la apertura turística es que todo depende de la vacunación y aquí pasa lo que con la desescalada: que va mucho más lenta de lo que tocaría. La temporada tenía que comenzar en mayo, pero ahora ya se habla de junio. En Balears se vacuna poco, pero la cosa no está mejor en Alemania. Para los hoteleros es casi más importante que se vacune rápido a los alemanes para que se relajen y tomen vacaciones, a que se vacune a los locales. Y a todo esto, en dos semanas acaba el estado de alarma y eso sí que alarma al Govern.