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He aquí un personaje polémico y conflictivo, que tiene sus pros y sus contras, sus más y sus menos, y ocupa desde hace tiempo, bien que de forma involuntaria, el meollo y el cogollo del bloqueo del Poder Judicial. Se trata naturalmente del magistrado de la Audiencia Nacional José de Prada, según muchos un juez independiente de prestigio internacional que formó parte del tribunal de crímenes de guerra en Sarajevo, y según el PP un diablo togado, tal vez proetarra, que se opuso a la prisión preventiva de los Jordis tras el 1-O y, sobre todo, fue autor de la sentencia de Gürtel que hundió el Gobierno de Rajoy. Y eso, claro está, es imperdonable, una línea roja que el PP, cuyo rencor carece de límites, no puede tolerar.

Así, cada vez que está casi pactada la renovación del CGPJ, obsoleto ya va para tres años, surge el escollo insuperable de este juez De Prada, amigo de Garzón, respaldado por Podemos y el PSOE, y los populares no lo pueden tragar. Le tienen una inquina sobrehumana, por ahí no pasan. Por Gürtel, decíamos, aunque disimulan (poco) jurando que su veto es a Podemos. Nosotros no somos nadie para juzgar la categoría profesional de un magistrado, ni sabemos en base a qué los hay mejores o peores, ni qué pros y contras se manejan para establecer el escalafón. Todos los jueces nos parecen iguales en tanto que jueces, pues en teoría no deben tener otra personalidad que la legislación vigente.

Por las imágenes consultadas, el señor De Prada tiene un aspecto jovial y mal afeitado, pero está claro que el PP ve algo horrible en su cara, y se les revuelve el estómago. Ve Gürtel, menuda infamia. Que no y que no, reiteran, este sí que no. Y en esas estamos, con el CGPJ bloqueado durante años. Nos ha parecido que ya era hora de que conociesen al magistrado clave del eterno desaguisado.