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Cataluña alcanzará su independencia de España porque el Estado es muy frágil y se muestra incapaz de hacer frente al reto separatista. Entra dentro de lo posible que a corto plazo las tonterías a cargo de Artur Mas y Cía no permita a ERC alcanzar sus objetivos. Sin embargo la marea social a favor de la segregación es tan amplia que hay que ser muy obtuso para suponer que vaya a remitir. No se trata sólo de que en Cataluña haya independentistas -que siempre los ha habido- sino de que existe mucha gente que no lo era y que sin ser nacionalista ha pasado a desear la separación, además de otro grupo también muy numeroso que no se siente en absoluto agredido ni molestado ante la idea de la segregación. De hecho, sólo los votantes de PP y Ciudadanos son españolizadores. Porque PSC, IC y los de Podemos con nombre raro, aun no siendo independentistas están a favor del “derecho a decidir”. La diferencia es importante pero cuando la ruptura del Estado vaya adelante en serio será un simple matiz, porque no van a oponerse. Pero ni con todo este volumen de poder político la independencia catalana sería posible si no tuviera jugando a su favor al elemento más importante. La extrema debilidad del Estado. Lo prueba que ningún partido de ámbito nacional actúe a favor de su fortalecimiento. El PSOE no sabe qué hacer con España, dice ser federalista pero a menudo algunos de sus miembros relevantes -como Francina Armengol en Baleares o Ximo Puig en la Comunidad Valenciana- en verdad defienden la confederación, Pedro Sánchez dice un día una cosa y al otro lo contrario y no se despeina -ha llegado a gritar que él es “catalanista”, pobre hombre- y ya solamente una federación poderosa, la andaluza, es claramente españolista. En el PP aseguran que van a hacer cumplir la Constitución y las leyes, y uno no puede evitar sonreír ante la diferencia entre lo que dicen y (no) hacen siempre que gobiernan. Ciudadanos es un maniquí catalán cuya mera existencia demuestra que incluso el españolismo es diferente en Cataluña, lo cual debería bastar para que en Madrid entendieran lo que acontece, pero ni así. Y el resto de fuerzas de ámbito estatal son de izquierda, como Podemos y el PCE-IU, y reivindican el derecho de autodeterminación para Cataluña, o al menos lo defendía hasta hace escasos días la plataforma del Conductor Pablo Iglesias, aunque también es verdad que un Gran Líder como él cambia de opinión y no tiene por qué dar explicaciones a nadie, así que a saber qué defiende hoy al respecto de lo comentado. UPyD ya no "upeydea" nada. Y las aportaciones de la ultraderecha, como Vox, son de tan escaso calado que no cuentan (todavía). La consecuencia es que el panorama político tan frágil no cambiará pase lo que pase en las elecciones generales. De hecho, todo augura que como el futuro gobierno será mucho más débil que el actual la endeblez del Estado aumentará muy mucho en la próxima legislatura. En cualquier caso, lo de ahora es la consecuencia de una forma de hacer política que lleva practicándose 40 años y no mudará. Y no es sólo política: es imposible ver una selección española deportiva actuando en el País Vasco o Cataluña: ¿por qué?, la respuesta es obvia. Por todo esto la debilidad del Estado es tan enorme y por esto mismo por tanto la independencia de Cataluña es inexorable, antes o después.