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La propuesta del presidente del Govern, José Ramón Bauzá, de reducir el número de diputados del Parlamento balear a partir de la próxima legislatura es la típica de un político en apuros que necesita desviar la atención. Y la lanza a sabiendas de que, primero, no prosperará y, segundo, que si se analiza con algo de rigor lo normal sería que le sacaran los colores, si los tuviere, pero le da completamente igual. En efecto, no puede salir adelante la reducción porque no tiene los votos suficientes. Cuando un político hace una propuesta así sin haberla negociado con el resto de partidos, la plantea porque ya sabe que de ninguna manera podrá aprobarse. Si existiera una opción, por remota que fuera y tuviera verdadera voluntad de que llegara a buen puerto, nunca la plantearía en público. Cuando se opta por esta vía es que el objetivo, evidentemente, no es lo que se dice sino simplemente decirlo. Para ocupar espacio en los medios de comunicación y así crear una cortina de humo. Nada más. Amén de esto tan meridiano, lo que nos dice Bauzá puede servir para sacarle los colores, si los tuviera, porque la excusa que aduce, la reducción de dinero público en políticos, podría convertirla en razón cierta, en acción política suya sin depender de nadie más que de su partido mismo. Y siendo tan fácil, sin embargo, ni siquiera lo intentará. En efecto, si el presidente quiere ahorrarnos dinero en políticos lo tiene en su mano. Basta con que imponga los votos del PP en el Parlamento para que éste, por ejemplo, deje de pagar sueldos a dedicación plena –que no exclusiva- a 22 de Sus Señorías que no obstante tienen otros trabajos. Basta con que acabe con el derroche absurdo de pagar sueldazos –a razón de 40.000 y más al año- a 35 asesores para los 59 diputados del Parlamento. Basta con que imponga un catálogo de necesidad de sueldos para los diputados que verdaderamente trabajan allí en exclusiva y el resto, la inmensa mayoría, que se queden con dietas simples: una por día de pleno, y una vez hecho esto reduzca también el periodo de sesiones a seis meses. Basta con que rectifique el acuerdo que su PP y el PSOE llegaron nada más iniciarse el mandato del Consell de Mallorca de 2007 para generalizar a casi todos los consejeros insulares del ente inútil la dedicación exclusiva, por módicos 40 y tantos mil por cabeza. Basta con que haga lo propio con los consells de las demás islas. Basta con que acabe con los asesores de los consells, 19 en el de Mallorca, nada menos. Basta que en todos los ayuntamientos en los que tiene mayoría absoluta ordene a sus alcaldes y miembros de la comisión de gobierno que cobran sueldos que los cambien por dietas. Tan pocas medidas, todas ellas en manos del PP, bastarían para ahorrarnos mucho más dinero al año del que dice que nos economizaríamos de conseguir reducir el número de diputados. ¿Por qué no tiene ni la más remota intención de hacerlo? Opción A, porque cree que somos tontos y le encanta tomarnos el pelo. Opción B, porque si lo intenta los suyos que cobran los sueldazos y que aspiran a repetirlos más allá de 2015 lo colgarían por allá mismo donde ustedes imaginan. Opción C, la suma de A más B.