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Un escueto escrito de 26 líneas, sin mentar expresamente al gobierno catalán, a Artur Mas y a la independencia del Principado, ha servido a Borbón, el Jefe del Estado, para hacer cómo si se preocupara por la posible separación de Cataluña del resto de España. Las plumas más sumisas a la corona se deshacen en elogios. Como si la triste, vacua y ridícula redacción de primaria de Borbón sirviera para algo. El rey es un tipo absolutamente desprestigiado en el orbe, cuyas ocupaciones siempre han sido misteriosas y en no pocos países, como en Latinoamérica, ya se desconfía de él, no en vano se le ve como al comercial de las indeseadas multinacionales supuestamente españolas, tanto como se le da coba formal. En otros, como en la Unión y en Estados Unidos se le ve exactamente cómo es, y por tanto no se le toma en consideración. Podría decirse que más o menos siempre ha sido así, su monarquía. Cierto. Ahora, empero, y esto es muy importante, además se conoce por todo el mundo su ritmo frenético de vida disoluta, irresponsable y patética en un hombre de su edad, su infinita hipocresía –papista hasta la médula, pero con amantes; familia modélica que ni es tal, etc.-, el cinismo sin límite que los miembros de su clan despliegan y, no poco es, la imputación por delitos relacionados con la corrupción de su yerno que nadie se cree que sea algo tan simplemente así cómo se pretende que sea. En fin, un saldo de personaje que si alguna vez sirvió de algo está ya más que amortizado. Esto es Borbón. Y se pretende que un escrito de 26 líneas de tal personaje sirva para aplacar las ansias de libertad de los nacionalistas catalanes, impulsadas por el trampolín de un gentío –la mayoría de la sociedad, según las encuestas- que sin ser nacionalista también apoya la independencia para desgajarse de una España ruinosa. Las reacciones críticas a la redacción risible de Borbón no se han hecho esperar. Desde Comisiones Obreras, articulistas de derecha democrática –Jesús Cacho-, de derecha antidemocrática –Federico Jiménez-, Izquierda Unida, diario El País… le afean una cosa u otra pero a todos les parece inútil el ejercicio firmado por el personaje. Qué decir de la reacción en Cataluña, donde ni una sola voz que no sea marginal se ha alzado defendiendo las tesis políticas partidistas del Jefe del Estado. Por supuesto todos los nacionalistas le han puesto como de chupa de dómine. Si Borbón no se jubila pronto y sigue perpetrando atrocidades políticas como la comentada, el objetivo separatista no solamente no se desvanecerá sino que estará cada vez más cerca de la realidad.