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El Govern de Bauzá tiene su política lingüística avalada nada menos que por el Tribunal Constitucional. O sea por la Constitución. La más alta magistratura sentenció que en Cataluña no puede haber ni inmersión lingüística ni la administración puede, en cualquier ámbito, dejar aparte el castellano. Así de sencillo: el monolingüismo en catalán de la administración pública es anticonstitucional. Y dado que según la Ley Orgánica del Poder Judicial (art. 5.1) los fallos del Constitucional crean normativa de obligado cumplimiento en todo el país, y los tribunales ordinarios están obligados a obligar a ese cumplimiento, aquello sentenciado para el caso catalán vale absolutamente para el balear. De hecho, siguiendo aquel veredicto ya se ha pronunciado una vez el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, y también en varias ocasiones su homólogo catalán. Por este lado, pues, todo está meridiano: el Govern puede e incluso debe hacer lo que dice que hace. El problema viene cuando pretende ponerlo en práctica. Porque ni siquiera hace lo que dice hacer. Por ejemplo en la libertad de elección de lengua por parte de los padres de niños hasta los siete años. La confusión de cómo aplicarla ha sido la norma –en esto están de acuerdo anticatalanistas y catalanistas: todo un logro por parte del Govern- y la chapuza su característica fundamental en la matriculación. Si la conselleria que dirige Rafel Bosch hubiera deseado contundencia, poco follón y claridad, hubiera optado por evitar que la matriculación se hiciera en los colegios, la hubiera asumido directamente y se hubiera preparado –con recursos materiales, humanos y económicos- para hacer frente a aquello a que supuestamente obliga. Sin embargo la dejadez irresponsable es tanta que incluso Bosch ordenó a los centros que se apañen cómo puedan, les dijo que no piensa enviarles más profesores, ni más dinero ni más recursos. En pocas palabras: pasa olímpicamente de la libertad de elección lingüística que dice pretender. Es peor: allí donde no había problema, a partir de septiembre próximo los puede haber por culpa de Bosch, de su equipo y –no nos engañemos- de Bauzá que es el principal responsable de esa inmensa chapuza irresponsable que ha perpetrado el Govern.