TW
0

El futuro política balear está complicado. Los catorce meses que quedan de legislatura prometen ser tensos. La decisión del PSOE de prescindir de su aliado de referencia desde 1995, UM, provoca más incertidumbres que certezas. Quién puede negarlo. Sin embargo, ¿existía otra opción? No, no existía alternativa factible. Con el alud de escándalos de supuesta corrupción cerniéndose sobre UM, Francesc Antich no podía mantener vigente el pacto estratégico que se inventó Juan March, secretario general del PSOE balear, allá por el año 1993 y que se forjó en 1995. Desde aquel entonces los dirigentes del PSOE –Antich es un discípulo de March- y de UM –Maria Antònia Munar- mantuvieron a capa y espada el pacto. Siempre funcionó, incluso cuando (2003-2007) UM tuvo que escorarse hacia el PP. El particular Rubicón de esta alianza de hierro fue la decisión de Munar de no presentarse a la reelección de presidenta de su partido (diciembre de 2007). Desde entonces los sucesivos intentos de transición interna en UM han ido de mal en peor. Y los nudos que unían las cuerdas socialista y nacionalista han ido progresivamente desenlazándose. Deshilvanadas las fuertes amarras que les unían, las sospechas de corrupción hicieron el resto. El viernes 5 de febrero se rompió definitivamente un pacto personal y político que duraba desde hacía 15 años. El futuro nos deparará probablemente meses de tensión y un desenlace final, en las elecciones de mayo de 2011, que hoy por hoy aparece como más abierto que nunca.