La crisis habitacional se traslada al subsuelo
En la Platja de Palma y en s’Arenal, la crisis habitacional es de tal magnitud que se ha trasladado al subsuelo, donde aparcamientos, trasteros y sótanos se han convertido en minúsculos e insalubres apartamentos que se alquilan por cifras disparatadas: varían entre los 650 y los 2.500 euros al mes. Lo más llamativo, con todo, es que prácticamente todos están arrendados, principalmente por trabajadores del sector turístico que no tienen otra posibilidad que vivir en infraviviendas o por inmigrantes o familias con escasos recursos económicos, que tienen que juntarse con otras personas y malviven varios metros bajo tierra. Estas construcciones, en la mayoría de los casos, carecen de ventanas y son húmedas y oscuras. En algunas, el deterioro estructural, al estar tan cerca del mar, está muy avanzado y hay riesgo de derrumbe por la aluminosis. No hay que olvidar que la tragedia del Medusa –que se hundió el año pasado y mató a cuatro personas– desveló el mal estado de muchos edificios de la zona, que además no pasan las inspecciones.
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