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Ahora que la palabra saturación está tan en el orden del día, y que la mayoría de mallorquines ha dicho ‘basta’ a la masificación turística que ya azota en pleno mes de mayo, el Ajuntament de Palma ha abierto un nuevo frente contra los excesos turísticos: en concreto, las borracheas de veraneantes en la Platja de Palma. La campaña, bajo el lema Diviértete con respeto, distribuirá carteles pidiendo a los visitantes que respeten la normativa cívica y que dejen descansar a los vecinos, que son los grandes afectados por estos comportamientos alocados. No se trata, en cualquier caso, de un asunto novedoso. Desgraciadamente, hace muchos años que los hoteleros, empresarios y residentes se quejan de los botellones en plena calle de día y de noche, lo que empaña la imagen turística de este destino. En un día cualquiera, a plena luz, también pueden verse en aquellas calles los tristemente famosos trileros, que engañan a turistas, y otros delincuentes esperando su oportunidad para hurtar una cartera o un bolso. Es, en definitiva, una auténtica selva que las autoridades no deben tolerar.

Faltan policías locales.

Es evidente que en la Platja de Palma faltan policías en temporada alta (incluso ahora, que aún no estamos en verano), por lo que debería ser una prioridad para Cort reforzar aquella plantilla. La única forma de disuadir a los turistas incívicos es con una fuerte presencia policial. Con carteles se puede intentar concienciar, pero desgraciadamente no es suficiente para evitar algunas conductas.

Ordenanzas más estrictas.

También es un hecho que las autoridades están endureciendo las ordenanzas municipales, que es una reivindicación histórica de los afectados. En pleno debate sobre la masificación, Mallorca no puede permitirse que en enclaves tan populares como la Platja de Palma reine la ley de la selva un año más.