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Ya son 96 –y la cifra podría aumentar en las próximas horas– los alumnos de tres colegios públicos de Palma que han resultado intoxicados después de que una empresa de cátering sirviera en los comedores un arroz caldoso que estaba en mal estado. Se trata de un caso grave que está siendo investigado por la Conselleria d’Educació y que podría cerrarse con una multa a la empresa o, en el peor de los casos, con su cierre cautelar. Los menores afectados han sufrido diarrea, náuseas y vómitos y el caso ha levantado la lógica preocupación entre los padres, que piden responsabilidades por un brote tan extendido de intoxicación alimentaria. Los tres colegios afectados -–Maria Antònia Salvà, Cas Capiscol y Aina Moll– se han puesto a disposición de las familias y quieren que las autoridades lleguen hasta el final para aclarar lo sucedido.

Precedente.

No se trata, sin embargo, del primer caso de estas características que acontece en la Isla. En 2018, una empresa cárnica, con nave en Marratxí, fue denunciada por supuestas infracciones de etiquetado, congelación-descongelación-congelación y superación de fechas de consumo preferente y de caducidad tras una serie de inspecciones. El responsable negó la venta de género caducado o en mal estado, pero el caso está pendiente de juicio. Parte del material que suministraba se vendía en comedores escolares de Algaida y otros puntos de la Isla, aunque no hay constancia de que se registraran intoxicaciones. En ese caso, se procedió al cierre de la empresa, con paralización total de la actividad desde marzo de 2018.

Más controles.

Con el reciente brote que afecta a casi un centenar de alumnos, la administración debe replantearse si los controles sanitarios y alimentarios que se realizan son suficientes o si, por el contrario, deben ser reforzados para evitar nuevos casos. En esta ocasión, los síntomas han sido leves, pero podrían haber sido mucho más severos.