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La iniciativa de los padres de un menor de Palma para retrasar la llegada de los teléfonos móviles hasta pasada la adolescencia ha tenido una asombrosa acogida entre otros progenitores de alumnos, que en 24 horas han organizado un grupo de Telegram de más de 1.000 participantes. Es, sin duda, una evidencia de la preocupación de las familias por la adicción de muchos menores a estos dispositivos con acceso a internet, que pueden alterar conductas y la propia sociabilidad de niños y niñas. La iniciativa ‘Adolescència sense mòbil’ se ha hecho muy popular en un tiempo récord. En Balears, entre primero y segundo de la ESO, nueve de cada diez alumnos tienen ya un smartphone.

Acceso al móvil con 11 años.

Existen diversos motivos que impulsan a los padres a facilitar un teléfono móvil a sus hijos a una temprana edad, entre ellos, el miedo a que sean los únicos que carecen de un terminal y que esa circunstancia los aparte del resto de la clase o, incluso, los margine. Otros progenitores aluden a ventajas en materia de seguridad para regalarles los teléfonos, ya que de esta manera pueden estar geolocalizados o, en caso de emergencia, los menores pueden llamar a los padres al instante. Empero, no todo son provechos y los datos apuntan a que los menores, de media, acceden a su primer teléfono inteligente con solo 11 años.

El peligro de internet y la dependencia.

El riesgo real es que estos aparatos, en su mayoría, tienen una conexión libre a internet, lo que permite que los niños accedan a un mundo nuevo y peligroso, sin filtros, que puede ocasionarles traumas y distorsionar algunas conductas. Otro aspecto nocivo es la dependencia que crea en muchos menores. En las escuelas e institutos está controlado su uso, pero la realidad es que muchos alumnos consiguen colarlos en clase, con el consiguiente perjuicio para sus avances docentes. Por todo ello, la iniciativa de esta pareja tiene mucho interés y aborda una problemática que cada año se agrava.