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Está ocurriendo lo que, desde el primer día, ha intentado evitar la presidenta Prohens: la reactivación y posible movilización de la comunidad educativa de Balears contra las medidas incluidas en el plan lingüístico, exigido por Vox al PP, que se pretende aplicar en los distintos niveles docentes. El malestar, de manera acusada en los centros públicos, se evidenció ayer cuando los representantes del STEI, el principal sindicato de este sector, abandonaron la mesa sectorial que había convocado Antoni Vera, titular de la Conselleria d’Educació, para abordar la aplicación de un plan que está suscitando controversia y discrepancias. Aunque desde el PP y el Govern se intentan frenar las críticas que está generando el plan, desde hace días se viene larvando un conflicto que si Marga Prohens y Antoni Vera no saben apaciguar y resolver, acabará estallando y convertirá esta legislatura en un tortuoso camino en la enseñanza pública de Balears tras ocho años de entendimiento. Es preciso, por tanto, recuperar la capacidad de acuerdo y evitar la crispación.

Un plan que no satisface a nadie.

El conseller Vera y la portavoz adjunta del PP en el Parlament, Marga Durán, están haciendo encaje de bolillos y juegos malabares para justificar unas medidas que primero tenían que haber sido negociadas y pactadas con la comunidad educativa para garantizar la paz en los colegios. Pero la presión ejercida, desde Vox, sobre el PP-Balears y el Govern, al impedir la aprobación del techo de gasto, ha desembocado en un plan que genera escaso consenso.

Sentido común para la paz lingüística.

Prohens, que superó el primer envite y evitó la entrada de Vox en el Consell de Govern, ha de demostrar ahora su habilidad para desactivar este conflicto. Se trata de actuar con sentido común en una comunidad con una lengua propia. Es preciso recuperar la paz lingüística, dentro y fuera de las aulas, porque la lengua sirve para comunicarse, no para enfrentarse.