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La macrorredada de la Policía Nacional el martes en Camp Redó, en concreto en la zona conocida como ‘Corea’, ha vuelto a poner de manifiesto el imparable deterioro de algunas barriadas de Ciutat, que han caído en manos de narcotraficantes y mafias de okupas. En Son Gotleu, por ejemplo, la situación es límite y los vecinos se quejan de forma reiterada de los clanes que controlan aquellas calles. Algo similar ocurre en una parte de La Soledat, en concreto en la calle Teix, donde la organización de ‘El Pablo’ ha adquirido numerosos inmuebles y garajes, para blanquear el dinero que obtienen del narcotráfico.

El dramático caso de ‘Corea’.

Con todo, el caso de las viviendas sociales de ‘Corea’ es posiblemente el más dramático de todos, por las consecuencias que acarrea para las muchas familias honradas que malviven en unas calles cada vez más hostiles. Desde hace años, clanes de narcos se apoderaron por la fuerza de muchos pisos de aquel proyecto que se inició en los años cincuenta del siglo pasado y tienen absolutamente aterrorizados a los vecinos que viven de forma honrada y que son amenazados casi a diario. Tal hostigamiento no debería ser permitido por las autoridades policiales, judiciales ni municipales, pero de un tiempo a esta parte ‘Corea’ se ha convertido en una especie de gueto, incontrolable.

La sombra del derribo.

El actual alcalde de Palma, Jaime Martínez, ya anunció cuando era candidato que derribaría los bloques de pisos de ‘Corea’ y que realojaría a las familias más vulnerables. En cualquier caso, hay otras zonas con problemas sociales serios, como Son Roca, Verge de Lluc o ‘El Hoyo’, junto a es Secar de la Real. Y la única solución posible para todas ellas es una acción conjunta de las distintas administraciones, acompañada de mano dura policial con los puntos de venta de drogas. Si estos núcleos son abandonados por las instituciones, corren el riesgo de convertirse en barrios sin ley.