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Cuatro helicópteros aterrizaron durante la jornada de ayer en un solar de la Colònia de Sant Jordi. Ante el asombro de los vecinos de la zona, alertados por el estruendo de los aparatos y sorprendidos por el lugar elegido para tomar tierra, una quincena de personas abandonaron las aeronaves y se dirigieron hacia una vivienda destinada al alquiler vacacional. La estampa, propia de una película, generó un gran alboroto en la Colònia y los residentes no dudaron en alertar a la Policía Local y a la Guardia Civil.

Una situación ilegal.

Por motivos obvios, se trata de una situación totalmente ilegal. Los helicópteros, salvo casos de emergencia, sólo pueden aterrizar y despegar en aeródromos o helipuertos autorizados y no es el caso del solar de la localidad costera, muy próximo además al núcleo urbano. Según el relato de los propios vecinos, los pasajeros de las aeronaves eran extranjeros y una vez en tierra su primera acción fue la de ir a beber.

Medios para combatir los desmanes.

El episodio de los cuatro helicópteros que aterrizaron en la Colònia de Sant Jordi es un hecho tan excepcional como peligroso, pero la realidad es que forma parte de la ‘rutina’ veraniega de Mallorca. Sin duda, se trata de un día más en la oficina. Un flagrante incumplimiento más de las normas y leyes, que deberá ser investigado por las autoridades. Durante los meses de verano, el incivismo y los excesos se multiplican en la Isla. Y el problema es que los medios para intentar frenarlo y combatirlo son del todo insuficientes. La situación no es nueva, pero los hechos revelan una dinámica ascendente en todo tipo de desmanes. Durante las últimas semanas, diversos sectores han alertado de lo que está pasando en Mallorca. Ayer aterrizaron cuatro helicópteros en una zona urbana de la Colònia de Sant Jordi. Sin duda, es el momento de trazar un gran plan para combatir de forma eficaz los excesos que cometen algunos visitantes.