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La moción de censura presentada contra el alcalde de Andratx había adquirido algo más que consistencia durante las últimas horas. Es fruto del ambiente irrespirable creado por Toni Mir en apenas un año al frente de la Alcaldía y acontece cuatro días después de que incluso sus hasta ahora socios de gobierno –Més incluido– no se opusieran a la reprobación impulsada por el PP. Entre su carácter colérico –en un pleno llegó a sugerir que la portavoz de Podemos acudía borracha al Consistorio– y una gestión que había generado un gran debate, Mir puso bastante de su parte para ser destituido, dejando al PSIB sin una importante sede municipal. Es la segunda que, tras Felanitx, malogran los socialistas.

El papel del PI.

Con la moción, el PI rectifica su posición y también la decisión que adoptó en junio de 2019, cuando, tras ocho años de pacto con el PP, decidió cambiar de aliado dejando a los conservadores en la oposición tras pactar con la izquierda. La última decisión de los regionalistas en Andratx ha originado otro movimiento de calado en el Consistorio. El argumento esgrimido hace tres años para no reeditar el pacto con los ‘populares’ fue la necesaria concurrencia de Cs en el acuerdo; una reticencia que el cambio de portavoz en la formación naranja ha mitigado.

Justicia democrática.

Esta moción de censura colocará al frente de la institución a la líder del PP local, Estefanía Gonzalvo. La moción firmada ayer por Gonzalvo y los portavoces de PI y Cs, Llorenç Suau y Ángel Hoyos, respectivamente, debe devolver al Ayuntamiento la normalidad perdida, aunque en Andratx nadie se atreve a asegurarlo con firmeza a tenor de los últimos acontecimientos. Eso sí, tanto Suau como Hoyos son exmilitantes del PP. El primero fue incluso alcalde y el segundo secretario general de la agrupación ‘andritxola’.