TW
1

Es probable que los hechos se hayan solapado en el tiempo, pero la reforma fiscal presentada ayer por la presidenta del PP balear y candidata al Govern en las elecciones autonómicas de 2023, entronca con las palabras de José María Aznar dirigidas a Pablo Casado en lo tocante a la necesidad de perfilar un proyecto político propio. Con demasiados frentes abiertos (guerra abierta con Ayuso y críticas del expresidente Aznar), Prohens sabe de sobra que su formación es permeable (para bien y para mal) a lo que ocurre en Madrid. También a los problemas de Casado, de ahí que haya querido escenificar que el PP balear tiene un proyecto que va más allá de criticar al actual Govern de Armengol.

Repercusión social

La reforma fiscal del PP es ambiciosa. No obstante el papel lo aguanta todo y a día de hoy es harto difícil, prácticamente imposible, saber en qué situación se encontraría Prohens las arcas públicas en el hipotético caso de que gobierne. Una cuestión capital para poder ejecutarla. La supresión del impuesto de sucesiones y de transmisiones patrimoniales para menores de 30, la rebaja del tramo autonómico del IRPF o nuevas deducciones por nacimientos, adopciones o cuidados de mayores de 65 años, son medidas de las que, en estas Islas, se beneficiarían muchas familias que representan la hoy depauperada ‘clase media’.

Factibilidad de la reforma

Si bien la factibilidad de esta reforma es, por ahora, todavía una incógnita, cuesta obviar que el momento en el que se publicita es, desde el punto de vista de estrategia política, del todo idóneo. La promesa de cierta relajación en la presión fiscal a la que se ven sometidos los hogares en tiempos de constante encarecimiento de los gastos cotidianos (luz, gasolina, cesta de la compra, etc.), conecta con la realidad y los anhelos de la calle. El Govern también debe tomar nota de las propuestas de sus adversarios, incluso valorar su transversalidad social e ideológica.