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Las últimas lluvias provocaron el viernes en Capdepera un corrimiento de tierras que derivó en graves efectos en el colegio de Educación Infantil y Primaria de s’Alzinar. El movimiento del terreno originó la aparición de severas grietas en la estructura de uno de los dos edificios que conforman el centro docente. Ello obligó este martes a reubicar a 241 alumnos en distintas dependencias municipales y a solicitar a la Conselleria d’Educació la instalación provisional de aulas modulares cuya disponibilidad es a día de hoy toda una incógnita puesto que aún debe licitarse su contratación.

Conservación y mantenimiento.

Por la cantidad de alumnos que verán alterado su curso escolar, la situación no puede considerarse menos que grave. Sin embargo, podría haber resultado catastrófica si el corrimiento de tierras hubiera sido mayor. La actuación del Govern ha sido del todo negligente al tener constancia, desde hace décadas, que el colegio fue construido hace 50 años sobre un terreno arcilloso e inapropiado para una infraestructura de estas características. Ahora, Educació, responsable de la conservación y mantenimiento del centro público, se compromete a realizar un informe exhaustivo de las patologías constructivas del edificio. La decisión llega muy tarde.

Es necesario un nuevo centro.

El actual Ejecutivo autonómico –pero también los que le precedieron– ha arriesgado demasiado en s’Alzinar. Había conocimiento técnico de la inestabilidad del terreno y no hace falta ser un agorero para imaginar las catastróficas consecuencias que podía tener sobre los niños y las niñas que durante años han ocupado las aulas hoy cerradas. La naturaleza ha dado esta vez sólo un serio aviso, pero este episodio podría haber acabado en drama. El Govern debe reaccionar y eso pasa por ir más allá de la redacción de informes. Capdepera necesita un nuevo colegio.