Elisabetta de la compañía De'll Anima, en la Fàbrica Ramis

Giuseppe Tartini fue uno de los grandes compositores y violinistas italianos del Barroco tardío. Tuvo un gran amor desaprobado, Elisabetta Premazore. Ella era una mujer compleja, bastante más joven que el compositor e hija de una familia humilde de Padua. Cuando el padre de Tartini murió, la pareja se casó, pero su amor aún encontraría muchos obstáculos.

Elisabetta era también la preferida del cardenal de Padua Giorgio Cornaro, que hizo perseguir Tartini acusado de raptarla. Tartini se escondió en el convento San Francisco, en la ciudad de Asís, donde se separó de Elisabetta, pero se reencontró con la música. A partir de ese momento Tartini escribió las 26 sonatas para violín solo con bajo continuo, entre ellas, la preciosa Sonata no 7 en La menor.

Un espacio donde ver cómo baila un violín y como toca una bailarina, como la danza nos cuenta lo que la palabra ha insinuado, y como la música nos transporta a los sentimientos de los que habla la historia.

Un violín que canta al paso del tiempo, y desde muy atrás, recupera la música de los días del Barroco. Un cuerpo que le llama, el guía, y lo encuentra desde la danza contemporánea. Y una voz del mismo Tartini que nos guía por la fascinante historia que hubo entre Elisabetta y él. Un proyecto fuerte, sutil y femenino; un punto maravilloso donde se han encontrado los movimientos de ahora y la música de antes.