Agente del Grupo de Delitos Tecnológicos. | Alejandro Sepúlveda

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El confinamiento nos presentó forzosamente al teletrabajo, y una de las reminiscencias de aquellos tiempos es el auge de las amenazas de seguridad electrónica y los intentos de estafa online. Los datos dan la medida del fenómeno. En su reciente Balance de Criminalidad el Ministerio del Interior plasma la evolución de la ciberdelincuencia en 2022: 375.506 delitos, un 22,9 por ciento más que en 2021 y un 72 por ciento de aumento sobre 2019, el año de referencia previo a la pandemia de coronavirus.

El pasado año las estafas informáticas (336.778) despuntaron especialmente, con un alza del 26,1 por ciento en relación a un año antes, y del 75,1 por ciento sobre 2019. Mientras el crimen convencional cae tímidamente, se disparan las nuevas formas de criminalidad. En los últimos tiempos hemos asistido a un buen número de ejemplos. Los hay llamativos, como el caso del masivo robo de expedientes de pacientes del Hospital Clínic de Barcelona, y el posterior chantaje millonario a las autoridades.

Algunos abren informativos, pero estos son tan solo la punta del iceberg. Los expertos en ciberseguridad apuntan que el verdadero peligro lo sustentan las numerosas actividades cotidianas que buscan sorprender al usuario o consumidor e impactar donde más duele, desprevenidos, con la guardia bajada. Además, muchos de estos casos no llegan a denunciarse, por lo que no figuran en las estadísticas oficiales. Conviene en este sentido estar al día de las tendencias generales en materia de ciberseguridad para así estar prevenidos.

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Las estafas con criptomonedas como 'gancho' están al orden del día, según afirmaron a Ultima Hora los investigadores del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional. «La clave para evitar las estafas por internet está en desconfiar, el dinero fácil no existe» indicaron, y esto sigue el camino de una de las pautas principales para mantenerse a salvo en el entorno digital. A veces el sentido común es el mejor aliado para no caer en las redes de los ciberestafadores.

En el campo de las criptomonedas podemos encontrar casi de todo. Los analistas de seguridad del Instituto de Ciberseguridad (INCIBE) han descrito recientemente el regreso de una de esas campaña online de estafas que usurpa la imagen de conocidos personajes, así como de cabeceras informativas de prestigio, para tratar de 'colar' un enlace dañino. Pero ojo, no solo famosos como Risto Mejide pueden aparecer vendiendo duros a cuatro pesetas: los ciberdelincuentes consiguen hacerse pasar con éxito por personas anónimas, del entorno de los usuarios, para que su fraude no quede en intento.

Una de las últimas tendencias en este sector la conocimos de la mano del Grupo @ de la Guardia Civil, que ha investigado una estafa masiva en Mallorca nada usual. En ella los particulares ven suplantando el teléfono de su banco, para que piensen que hablan con un empleado de la sucursal y bajen la guardia, en lo que las autoridades han descrito como un fraude muy avanzado, que requiere de importantes conocimiento técnicos de ciberdelincuencia para despejar la incógnita del banco de la víctima en la criminal ecuación.

Finalmente, uno de los intentos de estafa más recurrentes en estos días utiliza un 'gancho' de moda como son las ayudas del Gobierno en forma de bonos sociales. En concreto este intento de engaño se produce a través del envío de un SMS supuestamente de parte de Hacienda, pidiendo actualizar la información de pago para recibir una ayuda de 200 euros. Finalmente el usuario puede quedarse sin el dinero prometido y con un montón de problemas indeseados.