Sebastià Roig trata en sus talleres la dependencia al móvil o nomofobia. | M. À. Cañellas

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Los jóvenes pasan una media diaria de entre cuatro y ocho horas conectados a Internet. Los adolescentes han incorporado las tecnologías como una parte inherente al ocio, una nueva forma de relacionarse entre ellos. El móvil ya es una extensión de sus extremidades. Vivimos en una sociedad hiperconectada. Sebastià Roig propone un reset digital para hacer un mejor uso de la tecnología. Se trata de unos talleres intensivos y dinámicos para concienciar y educar a gestionar el uso de las TIC.

«La dependencia tecnológica es un hecho, está generalizada en sociedad actual y afecta a nuestras vidas. El problema es que no lo vemos como una adicción. Muchas personas dedican más tiempo a las redes sociales que a la vida real, eso es un problema», explica Roig. El educador asegura que es importante tener conciencia sobre el uso que se hace las tecnologías, ya que en ocasiones se dejan de lado otras aficiones para estar delante de las pantallas. «Si a Messi le hubiesen dado un smartphone no hubiese sido Messi», pone de ejemplo sobre el uso de las tecnologías que impide dedicar tiempo a otras habilidades.

Educación digital

En los talleres de Digital Reset, dirigidos tanto a jóvenes como a adultos, Roig vacuna a todos sus alumnos contra el mal uso de las tecnologías. El fármaco: la educación. En sus clases conciencia a los asistentes de los puntos que tienen que controlar para tener una buena salud en su vida digital y advierte de los riesgos y consecuencias de una mala gestión. «La tecnología es muy buena mientras no sea adictiva, hay que saber conectar y desconectar», afirma. El objetivo de las talleres que imparte Roig es enseñar a los adolescentes a «administrar su tiempo», en segundo lugar también hace hincapié en la necesidad de aprender a filtrar los contenidos que hay en la red. «Es importante que sepan encontrar información de calidad y que conozcan la importancia y el recorrido de aquello que publican en sus redes sociales», explica.

«Se están deteriorando las relaciones sociales para dedicarse a las tecnologías. Hace diez años no había móviles y todo era vida real, ahora ya no es así», argumenta sobre el cambio de la vida social. En la actualidad el 86 % de las personas sufre nomofobia, adicción al móvil. Este tipo de dependencia a las tecnologías puede afectar a la salud mental y desembocar en trastornos depresivos o de ansiedad, según explica Roig. «Las tecnologías son buenas y necesarias pero es importante tener el control de tu vida y gestionar el tiempo», aclara.