«Y es que la magia, hablando con el público, es otra forma de hacer teatro»
Nerudín quería se actor, pero, al no gustarle el teatro que se hacía en España por entonces, se hizo mago
Ni que decir tiene que Nerudín ha quedado muy satisfecho del retrato que le ha hecho la pintora Sandra de Jaume, en el que ha introducido tres momentos de su vida profesional. Le entregó la obra hace una semana.
Hace unos días, la pintora Sandra de Jaume entregó a Toni Sans, Nerudín para quienes le conocimos en los años 80 del siglo pasado, el retrato que le encargó, a decir verdad muy bien logrado, pues es muy él, en el que, además, a través de tres imágenes, refleja otros tantos momentos de su vida, una vida, dicho sea de paso, llena de experiencias y vivencias, más que nada por lo mucho que ha vivido a lo largo de ella, en la que no siempre ha hecho lo que le hubiera gustado, pero que lo que ha hecho, lo ha hecho bien.
Emigró a Venezuela
Con dicha obra como testigo –de la que Sandra tiene que estar muy orgullosa, pues, como se diría vulgarmente, le ha clavado, a la vez que ha sabido colocar algunos de los pasos dados a lo largo de su existencia, como él le pidió–, hablamos con Nerudín, cuyo padre estuvo en la cárcel por ser contrario al régimen de Franco, «y como una vez que le dieron la libertad le seguían molestando, optó por exiliarse en Venezuela. Yo tendría por entonces seis años. Tiempo después, nos reunimos con él. Venezuela, por entonces, era un paraíso, nada que ver con lo que es hoy. Sobre todo un paraíso en Arte, y dentro de este su Escuela de Teatro, en la que estudié, brillante y muy al estilo de la de Actors Studios norteamericana. En ella aprendí cuatro trucos de magia, porque lo que yo quería, era ser actor. Pero nunca está de más aprender cosas nuevas. Años después, al regresar a España, no convenciéndome el teatro que se hacía, me monté el teatro a mi manera, haciendo magia y hablando mucho con el público. Y es que la magia, hecha de este modo, es otra forma de hacer teatro».
La Guerra de los Seis Días y él
A lo largo de su vida de mago ha recorrido mucho mundo, trabajó para la empresa del Moulin Rouge, «era muy joven y fue poco tiempo», luego viajó a Estambul, contratado por la sala de espectáculos Kervansaray, considerada la mejor de Oriente Medio. Y es que el local era increíble… Para mí, lo mejor del mundo. El único inconveniente era que me daban 9 minutos para que actuara, lo cual era muy poco y más para un mago que habla con el público, como hacía yo. Incluso poco fue también cuando me prorrogaron la actuación dos minutos más. Por cierto, de aquel lugar guardo un gratísimo recuerdo. Me refiero al ballet Blue Belle, integrado por 72 bailarinas de lo más espectacular que jamás he visto, y… ¿Sabes quién me llevó allí? Emilio Bohigas, que era mago, Sagihob, que es Bohigas al revés, se llamaba... Él me buscó trabajo allí una vez que dejó la magia para convertirse en representante artístico. También trabajé en Beirut, en el casino, formando parte de un espectáculo mejor que los de Las Vegas, cuya dirección artística era del Moulin Rouge, con un ballet, el Blue Bells, de 72 bailarinas, y en la sala La Cahasba, de la que tuve que salir a toda prisa, en un barco de pesca, con los componentes del ballet, ya que estalló la Guerra de los Seis Días… ¡No te imaginas que aventura fue aquello! El pesquero nos dejó en Limasol, la segunda ciudad más importante de Chipre. Más tarde trabajé en Italia, concretamente en la sala Piper, de Roma, sin duda la mejor sala de espectáculos del país, de la que salieron los cantantes más de moda de los años 60 y 70. Allí, además de artista, durante dos años, fui director artístico. Recuerdo que la primera sesión era para turistas, pero la segunda era para gente famosa, actores, cantantes, etc., por lo que te tenías que emplear más a fondo, y más cuándo cada quince días tenía que cambiar de números».
Quiénes tuvimos ocasión de ver a Nerudín en acción, como mago –se hizo mago, o mejor, mejoró sus conocimientos sobre Magia en la Academia Suiza de Magia, en Ginebra, y lo hizo viendo que la forma de hacer teatro en España no le gustaba–, aunque fuera en la recta final de su vida como tal, hemos de reconocer que quedábamos impresionados de cómo lo hacía, ya fuera magia, ya fuera como ventrílocuo, ya fuera como pickpocket, quitándote cualquier cosa que llevaras contigo, fuera el reloj o la cartera, o el anillo, o la corbata, sin que te dieras cuenta…
«Sí, guardo buenos recuerdos de esa época, en Broadway, de Bienvenido Ferrer, la última sala de fiesta de las catorce que llegó a tener Palma. Porque en aquellos tiempo, o actuabas ahí, o actuabas en un hotel, que para un mago venía a ser un poco como la degradación de su show. Pero es que en aquella época no había más».
‘Capullos de España’
También, como hemos dicho, destacó como ventrílocuo, y destacó, sobre todo, en un show al que llamó Capullos de España, «para el que contaba con unos doscientos muñecos, dirigido por uno, al que puse la cara del humorista Eugenio, un gran tipo, con quien coincidí en muchas ocasiones. Bueno, también estaban dos bailarinas y… Pues sí, era un espectáculo divertido, en el que me metía, a través de los muñecos, con todo lo que me podía meter en aquellos tiempos».
Ahora trabaja en una escultura
Echándole otra mirada al retrato que le ha hecho Sandra, nos llama la atención él, vestido a lo James Bond, por encima de su cabeza. «Le dije a Sandra que, aparte de mi retrato, incluyera en él otros tres momentos de mi vida, y uno fue ese, en recuerdo de mi paso por Estambul, haciendo de pickpocket vestido de James Bond, quitándoles todo lo que podía a las personas que subía al escenario».
Nerudín en Estambul, como ‘pickpoket’ se presentaba como James Bond.
Nerudín, que está ya más que jubilado, dedica su tiempo a la escultura. Ahora mismo está trabajando en un mural de unos cien metros cuadrados, ¡que ya es mural!, y como es tan grande, no le queda más remedio que hacerlo en el jardín de su casa, un trabajo en el que combina varios elementos, y al que otro día vamos a dedicar un espacio, por cómo es en si y por lo que significa para el artista.
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