Manuel, que lleva quince años pidiendo en San Miguel. | Click

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Hace un par de días, paseando por la calle San Miguel de Palma, notamos que el verano está ya cerca, y no por la temperatura reinante, que era más bien moderada, sino por la cantidad de extranjeros con los que nos cruzamos, cosa que nos hace pensar que dentro de un par de meses vamos a tener que poner el cartel de lleno total.

Al pasar por delante de la Basílica de San Miguel nos encontramos en la puerta, donde siempre, a Manuel. Sentado en una caja de plástico duro de color oscuro, sobre la que había colocado unos cartones, esperaba pacientemente a que alguien de los que entraban o salían del templo, o de los que pasaban por delante de él, depositaran unas monedas en el vaso de plástico que sostenía discretamente, pero bien a la vista, en su mano izquierda.

Aunque de vez en cuando cae algún billete, normalmente le suelen echar monedas.
Aunque de vez en cuando cae algún billete, normalmente le suelen echar monedas.

Manuel lleva pidiendo en ese lugar desde hace casi quince años y parece que las cosas le van algo mejor que en tiempos pasados, pues ya no duerme en la calle, como hasta hace poco, sino que lo hace en una pequeña casa que una organización altruista le ha proporcionado. Eso sí, ha de seguir pidiendo porque a cierta edad no es fácil encontrar trabajo, y es que, qué más quisiera él encontrar uno…

Aproximándonos a donde está con la intención de charlar con él, nos detenemos de pronto porque vemos que una niña de no más de tres años se le acerca y le da unas monedas. Manuel mira a la pequeña y, en agradecimiento,  le sonríe. Ella se da media vuelta y vuelve a donde está su abuela, que desde la distancia, dichosa, contempla la escena.

«Mucha gente hoy, ¿no?», le decimos como saludo. «Sí, periodista -siempre que nos ve nos llama así-. Mucha gente. Y para mí, cuanta más pase por aquí, o entre en la iglesia, mejor».

Los que más dan

Le preguntamos si el extranjero que está de paso suele dar limosna a la gente que pide en la calle. «Pues la verdad es que no me puedo quejar, ya que noto mucho cuando hay extranjeros a cuando no los hay. Y noto si son ingleses, franceses, portugueses, italianos, alemanes… Lo noto por lo que me dan, ¿sabe? Los franceses, italianos y portugueses te dan como mucho un euro. En cambio, los ingleses y alemanes son más espléndidos, pues te dan… ¡qué se yo! Pero mucho más. Se meten la mano en el bolsillo y te dan todo lo que sacan… Pero, para mí, ¡bienvenidos sean todos! E incluyo a los de aquí, que se portan también muy bien conmigo».

Tarde entretenida

Conocimos a Coloma Oliver cuando era propietaria de Vestit be. Hoy se dedica a las relaciones públicas y a organizar actos sociales. Sobre todo se encarga de desfiles de moda, cosa que le hace feliz primero porque le divierte organizar actos –de hecho, teniendo la tienda organizaba frente a ella pequeños pases con las prendas que vendía– y segundo porque ahora en su vida, lejos de la tienda, hay menos incertidumbre. Y es que ser autónoma, con un negocio a sus espaldas, es poco menos que obra de héroes. Pero a lo que íbamos. Coloma organiza la tarde de este jueves, en el hotel Artmadams, un desfile de moda con las candidatas al concurso de belleza Miss Intercontinental y lucirán prendas de dos pequeñas boutiques: Stalys y Pecados Capitales.

«Y si he pensado en ellas, en las pequeñas boutiques, es por la lucha que mantienen a diario con las grandes superficies para poder sobrevivir, cosa que muchas no consiguen. Eso es lo que leí el otro día en prensa y que yo corroboro por haber tenido una pequeña tienda». Aparte del desfile, la velada contará con la actuación del cantante Ángel Maldonado.

Grafitero analógico

Por cuestiones de oficio estábamos callejeando por Palma cuando sorprendimos a Carlos Penas, el enfant terrible del Arte, pintando con pinceles de brocha gorda la persiana galvanizada de un local comercial para, a continuación, con otro de brocha más fina, dibujar algo de su mundo.

Rápidamente, tras devolvernos los ‘buenos días’, nos dijo que se había convertido en un grafitero analógico. Nos reímos los dos y, después de interesarnos por nuestras vidas, pues hacía muchas semanas que no nos veíamos -concretamente desde aquella tarde que nos contó que había comprado entradas para ver a Tom Jones en el concierto que dará en la Plaza de España de Sevilla- nos estuvo diciendo que su hijo pequeño, Vincent Penas, y un buen amigo suyo, David Mateu, abrirán un nuevo espacio gastronómico al que llamarán Vi&DA. Por lo visto -añadió, señalándo hacia el interior del local- será una cafetería en la que pretenden ofrecer desayunos, brunchs y comidas, en un ambiente que permitirá disfrutar de unos sabores auténticos, promoviendo un estilo de vida equilibrado y fortaleciendo los lazos sociales.

Vincent Penas -hijo de Carlos Penas-    y David Mateo. Pronto abrirán Vi&Da , que pronunciado es ‘vianda’ en la palmesana calle Joan Bonet, 1.
Vincent Penas -hijo de Carlos Penas-  y David Mateo. Pronto abrirán Vi&Da , que pronunciado es ‘vianda’ en la palmesana calle Joan Bonet, 1.

Carlos y su vaca

Vi&DA, cuyas ventanas las ha pintado él como os hemos contando, al igual que algunos dibujos del interior, abrirá sus puertas en la calle Joan Bonet, 1 A, de Palma este viernes 10 de mayo. «Una zona -añade Carlos- que está en plena expansión y que se ha consolidado como una de las reservas de suelo residencial más importantes de la ciudad».

Luego, sin prisas, charlamos durante un buen rato entre otras cosas de algunos de sus proyectos que él, en cuanto a pintura y escritura. los sigue teniendo: «Pasa que ahora me he atascado un poco echándole una mano a mi hijo y a su socio. ¿Porque, qué padre no lo haría...?»

Carlos Penas, echando una mano a su hijo pintando la puerta del local.
Carlos Penas, echando una mano a su hijo pintando la puerta del local.

También hablamos de la vaca que tiene en la ventana de su estudio, a cuatro pasos de la iglesia de Sant Francesc. Una vaca diminuta de cartón piedra que pace sobre la moqueta verde, lo más parecido a una pradera, que de un tiempo a esta parte está prácticamente sola, pues él, por lo apuntado anteriormente, apenas parece por allí…