El velero es obra del astillero uruguayo Buquebus, y ha sido diseñado por el arquitecto naval Javier Soto Acebal. | Pere Bergas

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Miles de personas se acercaron este viernes a la segunda jornada de la gran feria náutica Palma International Boat Show que, en su cuarenta edición, cuenta con 295 expositores y más de 600 embarcaciones expuestas, 260 de ellas en el mar. Astilleros de todo el mundo se reúnen a los pies de Ciutat y muestran sus novedades. Y el ambiente en el recinto, que se podrá visitar hasta mañana, es de lo más variopinto; desde aquellos que van en busca de un ‘capricho’, pasando por empresas que buscan embarcaciones para dedicar al chárter, hasta aficionados al mundo náutico. Entre las actividades más destacadas de ayer se encuentra la presentación de la Regata Rei en Jaume, que llega a su 38 edición y, de nuevo, hermana a las localidades de Salou y Santa Ponça para conmemorar el desembarco en 1229 del Rei Jaume I. La regata, una de las más antiguas del calendario nacional se desarrollará el próximo 6 de septiembre, y consistirá en una travesía de 110 millas de distancia que recreará el itinerario que condujo al rey de la corona aragonesa hasta la Isla; tendrá salida frente al Club Náutico Salou y la meta estará ubicada entre la Dragonera y la costa de Sant Elm.

Por otra parte, en el marco del The Balearic Superyacht Forum, organizado por el Balearic Marine Cluster ayer se anunció la empresa ganadora de la Blue Start Pitching, un certamen que premia la innovación en el sector náutico. Y el premio, un cheque de cinco mil euros y un stand en la próxima feria náutico, fue para la joven startup balear SeaRebbel, por crear su MobilePilot, un piloto automático de avanzadas características y que permite planificar rutas marítimas. La jornada finalizó con un espectacular show con drones, música en directo y animación. Entre los que se pasearon por la feria se pudo ver al empresario Javier Merino.

Doña Francisca, el velero más grande de la feria con 52 metros

La feria náutica cuenta con barcos de toda clase; de todos los tamaños y para todas las necesidades. Y aquellos que amen la unión de la tradición y la vanguardia en la construcción -y dispongan de 19,9 millones de euros en su cuenta corriente-, hallarán su alma gemela en el Doña Francisca, el velero más grande de la feria, con sus 52 metros de eslora y siete de botalón. Construido en el astillero uruguayo Buquebus, botado en 2014 y diseñado por el arquitecto naval rioplatense Javier Soto Acebal, la fastuosa goleta no destaca solo por su tamaño.

Una de sus particularidades es que la presencia de fibra de carbono en todo el barco, algo difícil de creer al acceder a un interior, que nos transporta a un navío británico de principios del siglo XX. Combina la caoba del mobiliario con las maderas de casta- ño del suelo. Cuenta con siete camarotes para catorce personas; un par de salones, sala de lavandería y una oficina. Y puede surcar el Atlántico en menos de un mes.

Clase y diseño en el Miss Silver

Entre los veleros expuestos en la feria destacaba, por poseer un brillo especial, el velero Miss Silver Yacht, botado y construido en Nueva Zelanda en 1995 por los astilleros Alloy Yachts, bajo el nombre de Sovereign Sea, y sometido a una reforma integral en 2019. De poco más de 36 metros de eslora, este velero está valorado en casi ocho millones de dólares, o se puede alquilar por cerca de 85.000 euros a la semana. Según explica el capitán del velero en los últimos dos años, Tim Jones, el barco está diseñado para la realización de largas travesías marítimas, «podemos cargar 18 mil litros de combustible, lo que nos permite recorrer 9 mil millas. La amplitud del velero es una de sus grandes características, además de que casi se puede manejar a una mano», gracias a un moderno puesto de mando.

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Botado en 1995, el barco fue reformado de forma integral en 2019.

En su exterior, el velero es relativamente discreto, y destaca un diseño moderno, con líneas elegantes que recuerdan a un coche súperdeportivo. Ahora bien, el diseño cambia en su interior, donde se aprecia un diseño clásico, con maderas de gran calidad y que no escatima en detalles. A destacar el gran dormitorio principal, «qué menos si pagas más de 80 mil euros a la semana», concluye el capitán.