Marina Zuazaga, Àlex Segura y Joan Mateu Ferrando. | P.B.

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Generar un modelo de fiesta alternativo y participativo, y revitalizar la cultura popular de Palma fueron los móviles de la fundación del colectivo Orgull Llonguet, que alcanza su décimo aniversario. Una década alimentando el sentimiento de pertenencia en una ciudad desdibuja- da; una década fent poble a Ciutat. «A veces parece que vayamos en contra del Ajuntament. No es así. De hecho, queremos ir de la mano. Simplemente buscamos un modelo de fiestas diferente y descentralizado. La ciudad es para vivirla y no para transitarla», afirman Marina Zuazaga, Joan Mateu Ferrando y Àlex Segura, integrantes del movimiento asambleario, que hoy celebra su aniversario en la Plaça de l’Olivar, a partir de las 17 horas, con talleres familiares, y la música de los DJ Random Nancy y Dudu, y Fades como grupo estrella.

Según explican, en 2013, «circulaba un hilo de correos electrónicos, con gente del ámbito cultural, educativo y asociativo, en los que se debatía si la fiesta de Sant Sebastià era la adecuada». No fue hasta al año siguiente cuando el propio Segura, Potti Luna y Jaume Vich, cofundador de Melicotó y motor creativo de Orgull Llonguet durante años, se reunieron en el bar Siset, «con cien euros por cabeza, contratamos una xaranga y compramos 25 metros de tela amarilla», y buscaron un símbolo que les hermanase. Escogieron el llonguet, «un término peyorativo transformado en símbolo identitario». En 2015, lanzaron las llonguetades, sopars de carrer con el panecillo como protagonista, «no organizamos nada, solo lanzamos la idea. Cada año se organizan más llonguetades, Sant Sebastià se ha extendido y se ha fortalecido el tejido de cofradías. El éxito es haber perdido el miedo a organizar actos populares en la calle. Si la gente ve que se puede, se animará a organizar sus propias cosas, como la fiesta de Els Darrers Dies, o el colectivo Crui, que recupera y revitaliza espacios de Ciutat a través de la música y la cultura».

PALMA. FIESTAS POPULARES. SANT SEBASTIA 2018. NOCHE DE LLONGUETADES.

Celebraron su asamblea constituyente, «cuando llevábamos más de 300 personas detrás de la xaranga. Nos paró la Policia Local y nos preguntó qué estábamos haciendo. Y dijimos que éramos una despedida de soltero», recuerdan. Y así en 2016, fundaron la asociación. Ahora bien, además de alargar las fiestas de Sant Sebastià y hacerlas más participativas, el colectivo impulsa una de las fiestas más esperadas del verano por los ciudadanos: la batalla de agua entre Canamunt y Canavall, «el hermano pequeño que se come al mayor. La mayoría de pueblos de la Isla tienen dos festividades, y nos faltaba una verbena en Palma. En realidad fue una suma de causas, porque nos ayudaba a pagar Sant Sebastià», ya que el colectivo es autogestionado, no recibe subvenciones y costea las fiestas que organiza con lo recaudado en las barras y a través de la venta de merchandising. «Es la fiesta que más trabajo nos lleva y más nos cuesta controlar, pero es más fácil convocar a la gente; a l’estiu, tota coca viu. En esta fiesta nos gusta reivindicar la creación de colles, que se organicen sopars de carrer... Y en la batalla, el Ajuntament sí que asume el Plan de Protección Civil».

PALMA. BARRIOS. CANAMUNT VS. CANAVALL LA GRAN BATALLA. El festejo se traslada a la plaza Joan Carles I y convoca a miles de pers

Encontrar un local donde guardar los aparejos y símbolos de las fiestas es una de las prioridades del colectivo, «Palma debe ser de las pocas ciudades de su tamaño sin un almacén para entidades», afirman los representantes de Orgull Llonguet, que también reclaman «más facilidades para organizar cosas en la calle. Ya no nos referimos a lo que hacemos nosotros, sino a actividades vecinales; que se reduzca la burocracia». Además, se esfuerzan por conseguir el relevo generacional, «nosotros ya veníamos del movimiento asociativo y estábamos acostumbrados a las normativas y ordenanzas públicas. Los jóvenes sin tanta experiencia deberían tenerlo más fácil».