Cada receta cuenta con su ilustración.

TW
0

Tomeu Simó es uno de tantos mallorquines que viven en Barcelona. Criado en Santa Maria y padre de una niña de 11 años, fue gracias a que su hija le pedía que le contara historias de su infancia que acabó publicando algunos libros infantiles en los que volcaba sus recuerdos de niño mallorquín, como Un dia de pesca, Sant Antoni som tots, El galliner de la padrina o Anam a cercar bolets. Ahora, ha dado un paso más con la publicación de Catalina cuinereta (Espelma edicions), un libro de recetas para cocinar en familia platos tan tradicionales como el pica-pica, el tumbet, el arròs brut, el arròs de peix, el gató, los cocarrois, la espinagada o las raoles de jonquillo. Todo ello, de la mano de Catalineta, una puercoespín muy aficionada a los fogones. Los dibujos son de la ilustradora catalana Maria Padilla.

«El libro comienza con una diatriba contra los nuggets y los horrendos menús infantiles que muchas veces ofrecen a nuestros hijos, y que son una verdadera ofensa teniendo una tradición gastronómica tan rica como la nuestra», señala Simó. En cuanto a la selección de recetas, «he buscado un equilibrio entre el atrevimiento y el divertimento. Hay recetas sencillas de elaborar, como las cocas de quarto o de albaricoques, y otras, como los caracoles o el frit, que tienen cierta dificultad».

Tomeu Simó, autor.

«Soy muy aficionado a la cocina, y tengo amigos mallorquines en Barcelona con los que quedamos a menudo para preparar platos típicos de la Isla. Me gusta mucho cocinar con mi hija. Pienso que es una actividad maravillosa para realizar en familia, dejando en la estantería el móvil y la tablet para salir al mercado a comprar los ingredientes, preparar una rica comida y disfrutarla juntos en la mesa», defiende.

Maria Padilla, ilustradora.

Como señala la puercoespín protagonista en las páginas de Catalineta cuinereta, «en vez de perder el tiempo mirando vídeos absurdos o jugando a juegos de pantalla, podemos destinar nuestra energía a preparar un buen plato mallorquín». Porque «en la cocina todos, independientemente de la edad, podemos tener un papel, como en el teatro». Y es que, añade, «la comida hecha en casa es como lo que dicen de un viaje, que lo disfrutas tres veces: cuando lo piensas, cuando lo haces y cuando lo recuerdas. Con la cocina pasa exactamente lo mismo».