Esteban Mercer durante su estancia en un hotel de Camboya. | Julián Aguirre

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Su carisma ha cautivado a millones de espectadores en más de 70 países donde se emite el espacio Mis hoteles favoritos. Esteban Mercer, comunicador y presentador, (Pollença 1967), es conocido por sus intervenciones en programas televisivos y crónicas de sociedad. Colaborador de Ultima Hora, el mallorquín presenta el programa que cuenta con tres nominaciones en los prestigiosos premios Taste Awards, que se celebrarán el 12 de marzo en Los Ángeles. Tan solo un día después y a pocos metros de donde se celebran los Óscar. «De hecho, a estos premios se les conoce como los Óscar de los medios de moda y estilo de vida», comenta Mercer.

Su bagaje en los medios viene desde lejos, aunque Mercer recuerda que «nací en el hotel Juma, de Pollença, que era de mis padres». Una infancia y juventud rodeado de gente que le convirtió en una persona sociable y comunicadora. Sin embargo, su primer trabajo fue en una tienda de moda.

En Kenia, uno de los destinos que más le ha apasionado.

«Abrí junto a María Casasnovas, una editora y mujer maravillosa, la primera tienda de ropa interior de hombre, en el Boulevard Rosa de Barcelona. La moda siempre me ha apasionado, he diseñado desde camisetas a calzoncillos, pijamas, calcetines...». De joven, tuvo una concurrida vida social, rodeado de la jet set, pero también destacó como uno de los mejores modelos que pisaban las pasarelas más internacionales. «En París viví una etapa maravillosa junto a las top models del momento como Carla Bruni, Claudia Schiffer, Helena Christensen...».

Volviendo al programa, Mis hoteles favoritos, Esteban recuerda que su primer hotel en el que rodaron fue en «Laponia, en un iglú, bajo la aurora boreal, y el último, en Malasia, un lujo estrambótico». Y ha dormido en las mismas camas que el rey Juan Carlos I o el mismísimo expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Desde entonces han grabado y disfrutado en más de 100 hoteles y van por la novena temporada. Ahora llega un merecido reconocimiento, que se puede convertir en premio, aunque el mejor premio es el cariño de los espectadores.