Una bonita cometa. | Emilio Queirolo

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Un despejadísimo cielo se llenó este domingo de cometas de todos los colores, formas y tamaños en el Parc de la Mar, gracias a la Volada d'Estels organizada por el Ajuntament de Palma en el marco de las Festes de Sant Sebastià. La mayor parte de los participantes en este encuentro habían acudido el día anterior a un taller de construcción de cometas celebrado simultáneamente en los Casals de Barri de Santa Catalina y S'Escorxador, en el que aprendieron a diseñar y montar sus propios artilugios voladores.

«Es el segundo año que hacemos esta actividad, y la verdad es que ha sido muy bien recibida por la ciudadanía. Cerca de 300 personas participaron en el taller, al que hoy ponemos su broche final con el vuelo de las cometas que los niños y las familias construyeron con sus propias manos», explica uno de los organizadores del evento, Toni Bauçà, quien destaca la importancia de recuperar este tipo de elementos de la infancia. «Mientras preparábamos el taller, muchos padres y abuelos nos veían y nos explicaban que ellos de pequeños volaban cometas y que les alegraba que, gracias a este tipo actividades, estos juguetes clásicos no se perdieran», indica.

«Nos encantó el taller, y es una actividad preciosa para hacer en familia», asegura Ana María Lozano, quien participó junto a su hija Emma, de siete años. «Aprendimos a construir cometas con palos y papel de váter», añade la pequeña. «No es papel de váter, es papel pinocho», la corrige entre risas su madre. «No conocía las cometas, es la primera vez que vuelo una, y me gusta más que la tele», prosigue Emma. «Pero lo que más me gustó del taller fue hacerlo con mi mamá», concluye.

«Es una iniciativa muy bonita para todos los ciudadanos, sobre todo para los niños, que se lo pasan genial, y los padres también. Me parece un magnífico colofón de las fiestas de Sant Sebastià», opina su padre, Alejandro Ruiz. «En un mundo tan lleno de pantallas como el actual, este tipo de actividades contribuyen a que los niños no dejen de jugar al aire libre y a hacer cosas con sus propias manos. Y al mismo tiempo, nos permite a los padres volver a ser niños durante un rato», remacha.