Mohamed Ouassim Mazari, marinero en 'Es Llevant'. | Pilar Pellicer

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La vida de Mohamed Ouassim Mazari es toda una historia de superación. Con tan solo 16 años llegó solo a Mallorca y acabó en un centro de acogida por ser menor de edad. Ahí empezó su odisea para conseguir todo lo que tiene ahora: «Tuve que aprender español, la cultura, tener confianza en mí mismo, conocer el país, la ciudad y su gente». Cuando cumplió la mayoría de edad tuvo que «salir y buscarse la vida», trabajando «de cualquier cosa» e intentando regularizar sus situación: «Estuve indocumentado casi un año y medio».

Durante un tiempo ocupó distintos puestos de trabajo, de asistente de personas con movilidad reducida (PMR) en el Aeropuerto de Palma o de ayudante de pintor. Sin embargo, él tenía clara su meta: «Mi sueño siempre había sido trabajar en el mar, seguir viviendo y aprendiendo de él». Mohamed es originario de Dellys, Argelia, un pueblecito pesquero: «Yo en mi país vivía a 100 metros del mar, en mi pueblo no hay otra cosa, todo el mundo trabaja de la pesca».

Mientras Mohamed aún no se dedicaba a la pesca en Mallorca de manera profesional, le gustaba ir al puerto de Palma a pescar como solía hacer en su tierra natal, de manera tradicional: con una barquita y una caña. Yendo asiduamente a los astilleros coincidió con Antonio Bonet, el patrón del barco de arrastre ‘Es Llevant’, con el que entabló una amistad y para el que finalmente acabó trabajando como marinero. Este hecho resultó otra gran hazaña para Mohamed, ya que la pesca a la que él estaba acostumbrado poco tenía que ver con la de arrastre.

Ahora su vida ha dado un giro de 180 grados, se levanta a las 04.00 horas para llevar el hielo al Puerto -que posteriormente se usa para mantener el pescado y el marisco fresco hasta que llega a la Lonja-, suelta los amarres y sale a la mar con el resto de la tripulación sobre las 05.00 horas. Más tarde, cuando ya está en alta mar, el barco se ‘cala’ y tras una cabezada, se despierta a las 07.00 horas para preparar el desayuno para todos. Después, se duerme de nuevo hasta las 14.00 horas (mientras el capitán está de guardia) y cuando se despierta ayuda a chorrar las redes y los cables y volcar las capturas del día sobre la cubierta del barco. También colabora en el triaje del pescado y en la colocación de lo seleccionado en cajas para luego meterlo en las neveras.

Al hablar con Mohamed sobre su vida actual, se dibuja una sonrisa en su cara, desprende felicidad. Lleva trabajando, «muy contento», cerca de nueve meses en ‘Es Llevant’, aunque comenta entre risas que a veces se marea, y ha conseguido la documentación española. Parte de lo que gana lo manda a casa -como muchos otros emigrantes-, ya que a su 20 años, es el mayor de cinco hermanos -uno de ellos desaparecido en el mar aún sin localizar-, y su madre mantiene en Argelia a toda la familia con su empleo como profesora de francés; su padre no puede trabajar porque está impedido físicamente.