El grueso de integrantes del Palma Gospel Singers, cuyo repertorio perfila los estándares clásicos pero también se abraza a los sonidos modernos. | Pere Bota

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Han pasado más de setenta años desde que Mahalia Jackson propagase, con la magia de su voz, el góspel más allá de las iglesias de Harlem. Esa melodía jubilosa, banda sonora de domingos encendidos en fervor religioso, ya no era patrimonio exclusivo de Estados Unidos. Pero, a diferencia del país del Tío Sam, en España este es un género apegado a la Navidad, como el roscón de reyes, como la lotería, como los anuncios de turrón. Acuñado en el siglo XVI, pero desarrollado en el XIX a partir de los himnos religiosos que entonaban los esclavos de las plantaciones de Estados Unidos, a su polarización contribuyó el cine con taquillazos como Sister Act, en cuya banda sonora se alojaba Oh happy day, probablemente el himno más representativo del género. De esa guisa, a mediados de los 60 el góspel trepaba en las listas disparando la creación de coros por todo el mundo. Una moda que como un contagioso virus se extendió al ‘viejo continente’, y que en la Isla tiene a Palma Gospel Singers como uno de sus más fervientes embajadores.

Rafa Fiol es su director, la mano que mueve todos los hilos. Afirma que asumió el liderazgo por «herencia». La coral ya llevaba años funcionando bajo la batuta de Joan Lainez, quien «hace cinco años me ofreció el cargo». Por entonces, Fiol acumulaba cierto bagaje en música coral pero no en góspel, de modo que «estuve un año empapándome, picando piedra». Hoy dirige una agrupación de 54 voces, más una banda de tres músicos y un técnico. Juntos generan un torbellino que arrastra al público, al que involucra en un vigoroso espectáculo que alcanza en su mayor expresión catorce canciones y una hora y media de duración. Voces mallorquinas, de la Península, alemanas y de diferentes zonas de Latinoamérica vertebran el cuerpo angular del coro.

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Rafa Fiol, director de Palma Gospel Singers.

«Cada año incluimos piezas nuevas para cambiar un poco», desliza Fiol, quien reconoce que su repertorio no está cerrado a un estilo concreto del góspel. «Es un género con mucho recorrido y, aunque siempre incluimos góspel litúrgico, que es el más clásico y participativo, también cantamos un góspel más moderno, más jazzístico, además de otras piezas que no tienen raíz góspel pero que arreglamos para llevarlas a nuestro terreno». Entre ellas se cuelan hits como el Let it be de The Beatles. Para los más puristas, destacar que los grandes himnos del góspel como Oh happy day no faltan en su repertorio, «son canciones que no nos podemos sacar de encima».

Solidarias

Por lo general, sus conciertos tratan de acercarse a causas solidarias, «contactamos con entidades que hacen trabajo social y le planteamos recitales a beneficio de la causa que defienden». Sus próximas citas les llevarán al Centre Cultural La Misericòrdia de Palma (23 de diciembre), donde ejecutarán un repertorio exento de fines benéficos. Por contra, el repertorio del 2 de febrero en la Basílica de Sant Francesc de Palma «será a beneficio de Projecte Home Balears». Para consultar el grueso de sus fechas, pueden dirigirse la página web de Palma Gospel Singers, Instagram o Facebook».

El estilo de este coro es angular, ejecutado con naturalidad y mecido en el suave compás de 54 voces que ensamblan tradición y modernidad, desgranando ora calidez y ternura, ora hermosos fraseos. Y entre esas voces brota, sin recurrir al micrófono, la de su director, Rafa Fiol. Constructor, desde el piano, de mil matices y sutilezas, de un swing y feeling jazzístico que trepa hacia la apoteosis. Es un placer escucharlos.